A parte de los contratos de arrendamiento o compra de vivienda, existe una opción híbrida que mezcla ambas posibilidades en un mismo trato, el alquiler con opción a compra. Posiblemente, es más desconocido puesto que no aparece explícitamente regulado en el Código Civil, pero sí está aceptado por el Reglamento Hipotecario y por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU).
En realidad, el alquiler con opción a compra es beneficioso tanto para el vendedor como para el comprador, sin embargo, también comporta algunos inconvenientes. Analizamos los puntos a favor y en contra de este atípico formato contractual.
5 ventajas del alquiler con opción a compra
- El arrendatario puede beneficiarse si ejerce su derecho de compra, ya que un porcentaje de las mensualidades del alquiler pueden destinarse al pago de la vivienda. Por lo que es una opción para aquellas personas que necesiten un tiempo extra para seguir ahorrando para solicitar una hipoteca.
- Para el arrendador, puede suponer una ventaja cuando el mercado inmobiliario está estancado. El alquiler con opción a compra puede ayudarle a encontrar una salida rápida a la vivienda.
- Actualmente, a los inquilinos les beneficia que el precio de la compra se establezca en la firma del contrato, debido a que los precios de la vivienda están remontando y serán más elevados en 2 o 3 años.
- El propietario puede obtener una rentabilidad al alquilar el inmueble, además de no tener vacía la vivienda hasta el momento de la compra.
- Beneficios fiscales: los arrendatarios que hayan firmado un alquiler antes del 1 de enero de 2015 pueden deducir un 10,5 % de las cantidades. Los arrendadores, por su parte, pueden disfrutar de una reducción única del 60 % del rendimiento neto declarado por el arrendamiento de la vivienda.
Puntos en contra
- Si el inquilino, una vez concluido el tiempo del alquiler, decide no hacer efectiva la opción de compra, acabará perdiendo la prima inicial por reservar esta opción.
- La posibilidad de compra suele generar unas cuotas mensuales más elevadas, por lo que un arrendatario con un contrato de estas características puede pagar más en concepto de alquiler que otra persona en la misma zona con un contrato de alquiler corriente.
- Al fijarse el precio de la compra en la firma del contrato, el propietario puede perder dinero si el precio de mercado de la vivienda se revaloriza en ese periodo. El inquilino podría salir perdiendo si en este tiempo el precio medio de la vivienda disminuye.
- El propietario debe ser consciente de que a todos los efectos está arrendando la vivienda no vendiéndola, al menos en primera instancia, por lo que estará obligado a realizar las labores de mantenimiento de la vivienda que se fijen en el contrato.
El alquiler con opción a compra puede resolver el problema para todas aquellas personas que no acaban de decirse por una opción u otra. Se aconseja antes de apostar por la compra o el alquiler calcular a fondo qué opción se adecúa a nuestra situación económica, laboral y familiar.