Hace unos días en una sobremesa Sevillana de primavera novel, en la que la tarde nos regaló una generosa brisa con perfume de jazmín, escuchamos halagos para la Ministra de Vivienda, lo que es casi sorprendente .Los halagos no eran atribuibles a los efluvios de los digestivos, sino que tenían una base sólida. Un político con poder tiene la obligación de intentar buscar soluciones a los problemas concretos .La Ministra ha sido valiente, y en vez de tomar medidas imprecisas, cuyos resultados no se pueden evaluar con claridad, ha intentado con precisión atacar problemas concretos e importantes. La dificultad de acceso a la primera vivienda por parte de los ciudadanos y la problemática del mercado de alquiler .
Las soluciones propuestas para estos dos grandes problemas gustarán o no, pero son concretas y precisas y, por ello, se pueden evaluar y medir sus efectos. La mayoría de políticos no se atreven y en vez de aplicar ideas al mundo real, optan por las manifestaciones maximalistas, olvidándose de que los políticos cuando están en el poder más que filosofar han de gestionar.
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