El mercado inmobiliario es muy sensible al cambio de Gobierno, siempre que éste sea real. El resultado de las últimas elecciones al Congreso y Senado, más allá de lo que pueda parecer, no representa un cambio en relación al último Gobierno. El partido ganador es el que compuso el anterior Gobierno, y el nuevo será continuidad de ese último. Y éste último ya puso gran parte de la baraja sobre la mesa con cambios legislativos de indudable transcendencia. Sirva de ejemplo la modificación de la ley de arrendamientos urbanos, una de las normas que más trascendencia tiene en el mercado inmobiliario. Ahora es tiempo de esperar que esta nueva normativa se ajuste a las necesidades sociales con equilibrio, que el fomento de la protección del arrendatario (plazos) no acabe con la libertad de mercado, que el fomento de la agilidad de tramitación no merme la seguridad jurídica (supresión de exigencia de inscripción registral para efectos frente a terceros). Carlos Gutiérrez Garzón, de Broseta, describe con claridad profunda los cambios de esta ley en este número de Inmueble. En fin, pronto llegará el tiempo de las cerezas, y éstas siempre nos dan ejemplo de equilibrio en su disposición, cada una a un lado, con un vértice centrado y común que permite que el equilibrio gobierne la relación entre las cerezas de la izquierda y de la derecha. Nuestro mercado inmobiliario necesita equilibrio. Hemos de comer cerezas
#ads1{display: none !important;}
#ads2{display: none !important;}
#ads3{display: none !important;}
#ads4{display: none !important;}
/*.code-block {display: none !important;}*/
#economist-inarticle{display: none !important}
#publicidad{display:none;}
#cortardivhglobal{display: none !important;}
¿Quieres seguir leyendo?
Suscríbete a la Revista Inmueble desde