A raíz de la emisión la semana pasada del documental El Descrédito en La 2 sobre los riesgos de la financiación rápida, recordamos cuáles son las características de los minicréditos y qué debemos tener en cuenta para no caer en una situación de sobreendeudamiento
El Descrédito, dirigido por Víctor Moreno (nominado a un Goya por su documental Edificio España) y producido por ADICAE, una asociación que vela por los derechos de los consumidores de servicios bancarios y de seguros, el pasado 18 de abril fue televisado en el programa Documentos TV. El reportaje, que advertía sobre los riesgos que entraña solicitar algún tipo de producto de financiación rápida, incidió en la poca regulación que existe en nuestro país en torno a estos productos, especialmente en el caso de los minicréditos ofertados a través de Internet.
Pero, ¿verdaderamente es tan peligroso solicitar un minipréstamo? Calificados como productos de usura y con una fama no demasiado buena, lo cierto es que durante los últimos años este tipo de financiación gestionada por empresas privadas se ha popularizado rápidamente en nuestro país, sobre todo a raíz de la crisis, cuando los bancos “cerraron el grifo de la financiación” a familias y a empresas españolas.
Por ello, cada vez más los prestamistas son conscientes de su responsabilidad de dar a los usuarios una información clara y de calidad sobre las condiciones, los procedimientos y el coste de los minicréditos. Además de comprometerse a cumplir con lo que han ofertado: la posibilidad de conseguir hasta 1.200 euros en cuestión de minutos y sin tener que realizar largos y pesados papeleos.
¿Qué lógica siguen los prestamistas?
En primer lugar, debemos tener claro que las empresas de minicréditos son denominadas fintech, es decir, que utilizan la tecnología para ofrecer productos y servicios financieros. Esto les permite contar con nuevos mecanismos para analizar el perfil de riesgo de los solicitantes de minicréditos cuando realizan su solicitud online, como Instantor (que valida la identidad del cliente sin tener que enviar documentación) o los algoritmos que estudian de manera instantánea los datos personales y económicos del interesado.
Esta es la razón por la que los minicréditos son concedidos de manera tan rápida y nos permiten tener el dinero que necesitamos en nuestra cuenta bancaria en menos de 15 minutos. Además, debido a que las cantidades que podemos conseguir con estas compañías son menores (no suelen superar los 1.200 euros, 500 euros en el caso de los nuevos clientes) y, por lo tanto corren menos riesgo al prestar dinero, ya que en caso de impago las cuotas a deber no son muy abultadas, pueden permitirse exigir a los clientes requisitos más flexibles en comparación con la banca tradicional.
Eso sí, estas facilidades tienen un precio y los minicréditos suelen tener un coste bastante más elevado en comparación con el resto de los préstamos personales del mercado. A diferencia de estos últimos, que actualmente tienen una TAE media que ronda el 9 %, la de los minicréditos puede ascender hasta el 4.000 %. No obstante, fijarnos en la TAE no es una buena herramienta para calcular el coste real de estos productos debido a que su plazo máximo de reembolso no suele ser superior a los 30 días. Por ello, si queremos conocer realmente el coste de lo minicréditos deberíamos fijarnos en su interés diario o mensual o, como opción recomendada, en el precio de 100 euros prestados a 30 días.
Por ejemplo, teniendo en cuenta este método para conocer el precio de los minicréditos, con ¡QuéBueno! podemos conseguir nuestro primer minicrédito de hasta 300 euros a mitad de precio. En este caso, uno de 100 euros a 30 días tendría un coste de 14,85 euros, siempre que utilicemos el código promocional HMC1601. Asimismo, Vivus nos permite acceder a un máximo de 300 euros gratis, siempre y cuando sea la primera vez que realizamos una solicitud de minicréditos con ellos. Si somos clientes habituales, un crédito de 100 euros a 30 días nos costará 28 euros. Es decir, que a pesar de la TAE desorbitada, las cuotas son asequibles.