Según explica Eduardo Molet, experto inmobiliario, los propietarios de grandes patrimonios venden la nuda propiedad de sus viviendas. El cliente las compra con la condición de que el propietario permanezca como usufructuario, viviendo en la casa hasta su fallecimiento.
Hasta el momento, la venta de la nuda propiedad se daba especialmente por necesidad económica del propietario, con el objetivo de convertir la vivienda en una renta y combatir así la precariedad de las pensiones de las personas mayores de 65 años.
En la actualidad, según explica Eduardo Molet, consultor inmobiliario de entidades financieras españolas y extranjeras, y fundador de Red Expertos Inmobiliarios y del instituto de formación inmobiliaria IFEM, esta singular forma de compraventa se convierte también en una interesante alternativa para las personas con grandes patrimonios que quieren financiar proyectos empresariales y mantener su alto nivel de vida hasta su muerte.
“En la inmobiliaria hemos detectado como cada vez más la venta de nuda propiedad de casas de lujo está cobrando un mayor protagonismo. Ha habido un incremento espectacular en viviendas de lujo, grandes mansiones, palacetes y fincas, entre otros. De hecho en 2019 supone más de un 8%”, añade Molet.
Y es que hoy en día un gran número de empresarios y emprendedores mayores de 70 años en plena facultades profesionales, que lejos de jubilarse están desarrollando proyectos empresariales, no quieren endeudarse ni solicitar créditos, pero necesitan liquidez. Por ello, muchos de ellos la están obteniendo con la venta de la nuda propiedad de su casa.
Ventajas para el comprador o inversor
La nuda propiedad, explica Eduardo Molet, presenta importantes ventajas tanto para el comprador como para el vendedor. Para el vendedor, la principal es que puede seguir usando la propiedad y recibir el dinero de la venta al instante y de una sola vez, y todo queda escriturado ante notario. En términos económicos, la gran ventaja para el comprador es que los precios de las viviendas en nuda propiedad están por debajo de los precios de mercado, siendo una inversión muy rentable, pues cuando el usufructo finalice, tendrá una propiedad que se habrá revalorizado considerablemente. Además, la inversión tiene una dimensión social, ayuda a las personas mayores a solucionar los problemas económicos.
Con esta venta, los gastos también serán menores para el vendedor, ya que pasaría a pagar solamente aquellos correspondientes a los consumos ordinarios de la vivienda (agua, electricidad, gas…), mientras que el inversor se haría cargo desde ese momento del IBI y las derramas extraordinarias de la vivienda.