A pesar de que a lo largo del último año y, en especial, de lo que llevamos de 2016 la banca ha potenciado notablemente su cartera de hipotecas fijas, en la práctica España sigue siendo un país a tipo variable. Así lo refleja el último informe del INE sobre hipotecas, según el cual el 89 % de las nuevas hipotecas firmadas en febrero son a tipo variable. El comparador financiero HelpMyCash.com nos da las claves de por qué las hipotecas fijas no tienen tanta aceptación.
La banca busca abrigo en el tipo fijo
En un escenario de tipos de bajos, con el euríbor cotizando en negativo y el tipo de interés del dinero congelado, los bancos divulgan a bombo y platillo un producto financiero extraño para los españoles. A diferencia de otros países europeos como, por ejemplo, Francia, en España las hipotecas fijas nunca han gozado de popularidad y no han llegado a enraizarse en la cultura financiera, algo que se sigue notando pese a que los bancos han rebajado el interés de las hipotecas fijas a más de la mitad.
Hasta hace un año era prácticamente imposible encontrar en nuestro país una hipoteca a tipo fijo con un interés por debajo del 5 %, lo habitual era que este tipo de préstamos presentaran intereses de entre el 5 % y el 7 %. Sin embargo, el descenso prolongado del euríbor a 12 meses y su posterior hundimiento en valores negativos ha provocado que la banca apueste por el tipo fijo para paliar la situación.
¿Por qué los españoles siguen apostando por las hipotecas variables?
Según el comparador financiero HelpMycash.com una de las primeras razones por las que el tipo variable sigue dominando en el panorama hipotecario es porque a corto plazo es más barato. Aunque a día de hoy es posible firmar hipotecas fijas con un interés por debajo del 2 %, las hipotecas variables siguen siendo más barata los primeros años, ya que el euríbor cotiza por debajo de cero (-0,010 % abril) y los diferenciales rondan el 1 %.
El segundo motivo es el valor de la cuota, que es más elevado en las hipotecas fijas que en las variables, ya que el plazo es más corto. Actualmente los bancos conceden un plazo medio de 20 años para los préstamos hipotecarios a tipo fijo y un plazo de 30 años para las variables. Además, en las hipotecas fijas, cuanto más bajo es el plazo menor es el interés, por lo que para disfrutar de un tipo fijo al 2 % hay que firmar un plazo de 10 años, aproximadamente. Esta circunstancia provoca cuotas bastante más elevadas que no están al alcance de todos los bolsillos.
Y en tercer y último lugar, las hipotecas fijas tienen más comisiones y más caras. Por lo general, este tipo de préstamos suele incluir comisión de apertura y es frecuente también la comisión por desistimiento total y parcial. Pero, además, las fijas a diferencia de las hipotecas variables incluyen la comisión de riesgo por tipo de interés, que oscila entre un 0,5 % y un 5 %. Esta comisión se cobra por subrogar la hipoteca y amortizar total o parcialmente la hipoteca (además de la posible comisión de amortización). Este hecho provoca que el consumidor esté atado de pies y manos a la hora de hacer cambios en su préstamo hipotecario, puesto que le saldrá muy caro.