Los edificios españoles consumen de promedio el doble de la energía que necesitan, según especialistas en soluciones integrales para la construcción sostenible, en el marco de la feria Construtec que se ha celebrado en IFEMA con los concepto de sostenibilidad y eficiencia energética como bandera en la edificación.
Bajo la premisa de que todos los edificios deben ser en sí mismos poco demandantes de energía (orientación, envolvente, estructura, etc.) para garantizar el confort térmico, toma cada vez más fuerza la tendencia que apuesta por edificios eficientes, a la que se unen empresas como Danosa, que prefiere hablar de confort oculto, aquel que no se ve ni se escucha pero se siente.
Estos “edificios balance cero” arrojan al final del año un consumo energético equivalente a la energía producida por ellos mismos, de la misma manera que debe hacerlo el resto de la tecnología instalada en ellos.
En este sentido, el nuevo paradigma del desarrollo sostenible pasa por una transformación en los modos de construir y habitar nuestros edificios, no haciendo referencia a cambios de estilo o estética, sino a cambios profundos y radicales ideológicos que exigen un compromiso de todos los profesionales del sector de la edificación –arquitectos, aparejadores, ingenieros, constructores, etc.- conscientes de que estamos sentando las bases de nuestro desarrollo y evolución futura.
Un buen ejemplo de este tipo de arquitectura sostenible es el caso de las cubiertas ajardinadas en los techos y fachadas de los edificios (por donde se “escapa” el 60% del calor), que buscan disminuir el exceso de temperatura del edificio y evitar el sobrecalentamiento por radiación solar, actuando además como sumideros de CO2.
De esta forma, el beneficio es doble, ya que no sólo mejora la calidad de vida de sus ocupantes – tanto en términos de impermeabilización como de aislamiento térmico y acústico – sino que también supone un ahorro de alrededor de un 30% en la factura por gasto en climatización.
Como explica Felipe Pich-Aguilera, “el primer paso es el compromiso de todos los profesionales del sector de la edificación con una construcción más sostenible. Hasta yo mismo como arquitecto he dejado de verme como un arquitecto meramente ejecutivo, para empezar a verme como alguien que se identifica cada vez más con el edifico acabado y en funcionamiento. Por eso, creo que todo el sector de la construcción debería dar pasos decididos hacia un mayor compromiso con partidas de obra ejecutadas.”