De Guindos anuncia en un foro de Diario SUR que la futura ley hipotecaria dará la opción de cambiar «con coste prácticamente cero».
«La opacidad fue la razón de la nulidad en los tribunales en cuestiones como la cláusula suelo», resumió ayer el ministro de Economía, Luis de Guindos, uno de los argumentos para acometer la reforma de la Ley Hipotecaria que dará más transparencia para los consumidores. De Guindos, que participó ayer en un foro organizado por SUR y Unicaja Banco, anunció que los titulares de hipotecas vivas firmadas a tipos variables y que suponen el 95 por ciento del total, tendrán así la opción de pasar a tipo fijo «con coste prácticamente cero». La nueva ley se propone la «transparencia absoluta» como objetivo y dará al consumidor «toda la información en relación a un tipo de contrato de gran complejidad y el más importante que un ciudadano realiza en su vida». De Guindos aseguró durante el coloquio que cerró el foro que la nueva ley otorgará a los notarios una doble actuación: «En la fase de precontrato y en la firma posterior». Anunció también la posibilidad que abre la nueva ley para cambiar a euros las hipotecas contratadas en divisas, referencia que también ha sido motivo de litigios contra entidades. De Guindos, por otra parte, rechazó a preguntas de los asistentes al foro, que reunió a unas 400 personas, que estemos ante una nueva burbuja inmobiliaria en España. «Los españoles pasamos del frío al calor sin solución de continuidad», adelantó su particular reflexión sobre cierto estado de opinión en relación al actual despegue inmobiliario en precios y actividad. Lo diagnosticó como «repunte» tras la importante contracción que siguió a 2008.
«Es un poco prematuro decir que hay burbuja en un sector tan complejo donde no es lo mismo una zona turística que un pueblo del interior», explicó. Precisamente situó la pérdida de liderazgo de la construcción como factor de crecimiento de la economía nacional en los 90 como una de las manifestaciones del cambio en el patrón de crecimiento, reemplazado ahora por el aumento de la competitividad, la mejora de los flujos de financiación a empresas y familias, y el auge de las exportaciones como pilares fundamentales para la aceleración de la economía hasta situarla a la cabeza del crecimiento en la zona euro. «España ha recuperado los niveles de competitividad que perdió con la entrada del euro y mantiene cinco años de crecimiento por primera vez con superávit por cuenta corriente en la balanza de pagos», subrayó De Guindos. Con las exportaciones creciendo un 10 por ciento hasta abril, la actividad exterior representa ya casi un 35 por ciento del PIB. «Son 32.000 millones que España exporta al mes, unos cinco mil corresponden a los ingresos por turismo», ilustró De Guindos. Sobre las previsiones económicas nacionales para el año, aseguró que con datos interanuales de crecimiento trimestral –entre el 3,5 y 4 por ciento– «la previsión es que creceremos por encima del 3 por ciento».
Ya en el turno de preguntas, el director de SUR, Manuel Castillo, le trasladó la inquietud de un asistente sobre subida salarial en el actual contexto de mejora económica. De Guindos aseguró que, salvo en el de los empleados públicos, el Gobierno no puede influir en el de los asalariados. «No tenemos un botón para eso. La negociación entre los agentes sociales es un proceso ligado a la competitividad, que es un factor muy variable, según los sectores y la realidad de cada empresa», aseguró para acto seguido abogar por la «normalización salarial, pero teniendo en cuenta nuestra tasa de paro del 18 por ciento, el doble de Europa, y una inflación del 1,5%».
Calificó la tasa de paro, doble de la europea, de «inaceptable» y situó el objetivo en crear 1,5 millones de nuevos empleos. «Hemos salido de la crisis, hemos recuperado el nivel de renta anterior, pero no el de empleo y hay cicatrices que siguen siendo visibles», admitió el ministro, que dio pie al momento más relajado cuando, al preguntarle el director de SUR sobre si le gustaría que en Podemos todos se parecieran al diputado malagueño y economista Alberto Montero, en la primera fila, aseguró: «De vez en cuando tenemos alguna discrepancia en temas económicos, pero en muchas cosas coincidimos. Es una persona razonable y alguna vez le gustaría apoyarme en algunos temas. Y no voy a decir nada más», un diplomático cierre de explicación que levantó la carcajada general.