En España, el entorno rural se caracteriza por ser un medio natural con cualidades aptas para las actividades de ganadería y agricultura. El interés por este tipo de propiedades inmobiliarias en estas zonas sigue existiendo, pues ofrecen rentabilidad, ya sea a través de su alquiler o de su explotación, y posible revalorización de las tierras a largo plazo.
El mercado inmobiliario rústico se encuentra en un panorama positivo. Según datos del INE, la compraventa de fincas rústicas en España aumentó un 3,9% en 2018 con respecto al año anterior. Además, durante el año pasado, el 13,6% de la compraventa de fincas en España correspondió a fincas rústicas, lo que implicó el registro de 138.906 compraventas de este tipo de propiedades.
El portal inmobiliario Vitrio ha analizado el actual sector inmobiliario rural en España para identificar las tendencias de compra y evolución de precios de las fincas rústicas.
La actividad a la cual se dediquen las fincas rústicas influye en gran medida en su precio.
Dentro del mercado inmobiliario, el de las propiedades rurales es uno de los que más varía según el inmueble del que se trate. Por ejemplo, de las fincas rústicas destinadas a la actividad agrícola, la tipología de la tierra juega un papel fundamental en el precio, pues dependiendo de si la tierra es secano, regadío, frutal, forestal, paradera u otros, la finca será más o menos valiosa en términos del retorno que puede dar a quien la trabaje. Lo que queda claro, es que el sector está prosperando, como indican los datos de 2017 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, según los cuales el precio medio de la tierra de uso agrario aumentó en diez Comunidades Autónomas con respecto
al año anterior.
Además de su principal actividad económica, actualmente es cada vez más común utilizar las fincas rústicas con fines variados, como el turismo o el recreo, y este es otro de los factores que define el valor de cada propiedad.
Estos usos alternativos de las fincas rústicas con fines de segunda residencia, casa de vacaciones u objetivos de turismo se presenta como una buena oportunidad para impulsar la despoblación rural, que según un estudio de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) presenta un problema real en estas zonas pues existen más de 4.000 municipios españoles que subsisten con menos de 1.000 habitantes y que se encuentran en riesgo de extinción a medio y largo plazo.
La rentabilidad de la actividad agraria depende de diversos factores.
La finalidad u objetivo al que se destine una finca rústica determina las cifras de rentabilidad que pueda ofrecer dicha propiedad a su dueño. Por ejemplo, el retorno de la inversión de una finca rústica destinada a usarse como una casa de campo de descanso será completamente distinto de aquel terreno que se dedique a la actividad agropecuaria o si, en cambio, el uso de la finca
será para construir una casa u alojamiento rural con fines turísticos.
En cualquiera de los casos, las posibilidades y usos de las fincas rústicas son diversas y, por ende, pueden presentar una buena oportunidad de inversión. En el caso de la actividad agraria, el mercado se presenta positivo en el sentido de que la renta agraria (valor generado por la actividad agraria) ha batido un récord en 2018 creciendo un 3,4% con respecto al año anterior; mostrando un aumento en el valor de la producción tanto animal como vegetal. En esta actividad, la rentabilidad depende de la calidad de la producción, la climatología, los precios de mercado, y otras variables. Además, hay que tener en cuenta que, si se invierte en una finca con finalidades de producción agropecuaria, es necesario un conocimiento de la tierra y de su actividad para que pueda ser realmente rentable.
Las Islas Canarias, las Islas Baleares y Andalucía, entre las zonas con terrenos rústicos más caros.
La ubicación geográfica dentro de la península es también un agente importante que influye en la valoración económica de las fincas rústicas. En este sentido, tomando como referencia el precio medio por hectárea en 2017 de las tierras de uso agrícola, Vitrio ha concluido que las áreas más económicas son Extremadura , Aragón , Castilla y León (5.781€/ha) y Castilla La Mancha (6.521€/ha), y destaca las Islas Canarias (86.072€/ha), Andalucía (19.957€/ha) y las Islas Baleares (19.613€/ha) y entre las zonas más caras.
A pesar de estas tendencias por comunidades autónomas, los precios son bastante variados, incluso dentro de la misma provincia. Influyen otros factores como el tamaño de la finca y su uso principal, la facilidad de acceso a la propiedad, su cercanía a ciudades desarrolladas, centros turísticos y puntos de interés como centros de salud y la disponibilidad de servicios de primera necesidad como agua y electricidad.
La herencia juega un papel fundamental en cuanto a transmisiones de derechos de propiedad de fincas rústicas.
A diferencia de la tendencia que marca la transmisión de las fincas urbanas, en donde la compraventa es la forma principal, en las fincas rústicas, la herencia juega un papel protagonista. De las 387.145 transmisiones de derechos de la propiedad de fincas rústicas durante 2018, la mayor parte correspondieron a herencia (157.252) y el resto se distribuyeron en operaciones de compraventa (138.906), donaciones, permutas y otros.
Desde Vitrio destacan que las comunidades autónomas con más actividad en cuanto a transmisiones de derechos de la propiedad de fincas rústicas en 2018 fueron Castilla y León, Andalucía, Castilla – La Mancha y la Comunidad Valenciana.