A tenor de la Estadística de Hipotecas publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística, podemos afirmar que se cumple un año de crecimientos interanuales continuados en la estadística de concesión de hipotecas. La financiación fluye a buen ritmo, algo que resultaba muy necesario para la recuperación del sector. Si bien todavía estamos muy lejos de los máximos históricos, cuando se firmaban cuatro veces más hipotecas que ahora, debemos recordar que dichas cifras no eran sinónimo de sostenibilidad en el mercado.
Por otro lado, sería más que deseable que no se volviese a repetir una situación de endeudamiento como la que desencadenó la crisis en 2007, cuando se superaban las 100.000 hipotecas al mes. No es bueno para nadie, ni para las entidades, ni para los promotores, ni para los compradores. Lo ideal sería encontrar un punto medio que permita que el mercado crezca de forma ordenada y sin sobresaltos.
Es de esperar que esta estadística siga al alza, puesto que las hipotecas han recuperado terreno y vuelven a erigirse como el producto estrella de la banca. Claramente, la situación económica mejora, puesto que el apalancamiento de las familias ha disminuido, al tiempo que la renta disponible y el empleo van reactivándose.