La inesperada muerte de Don José María Romero de Tejada, Fiscal Jefe de la Fiscalía Superior de Cataluña a los 69 años, ha impactado profundamente en diversos sectores de la judicatura, fiscalía y abogacía barcelonesa.
Romero de Tejada desarrolló casi toda su carrera en la ciudad condal, ciudad en la que su padre ya fue fiscal. Fue un fiscal de vocación, de exquisita técnica jurídica. Un hombre afable que cumplió una difícil función en los últimos años de su carrera. Se podrían decir muchas cosas de Don José María, pero una de las cualidades que la mayoría de operadores jurídicos admiraban de él, con independencia de su ideología, era el máximo respeto que siempre tenía con todas las partes de los procesos, respeto que se hacía muy evidente, al mantener siempre, en la medida de sus posibilidades, máxima discreción sobre las partes implicadas en los juicios. Él era todo lo contrario a los jueces o fiscales, que conceden un día sí, y otro también, amplias entrevistas, sobre procedimientos y las partes implicadas. Era un hombre que sabía que por su posición y por respeto a los juzgados debía ser discreto. Sabía que los hombres con poder, los que determinan muchas veces el futuro inmediato de sus congéneres, han de ser especialmente respetuosos con ellos. Era un hombre que colaboró con la docencia y divulgación del derecho, un jurista que actúo cumpliendo la ley, tratando siempre de servir a la sociedad. Un hombre bueno.
Descanse en la paz de Dios.