La mejora del ladrillo está impulsando toda la actividad de la construcción: cada vez se crean más empresas ligadas al sector inmobiliario, repunta su inversión y aumentan sus plantillas.
¿La prueba? Solo en los ocho primeros meses del año se han creado 6.000 negocios relacionados con la construcción, mientras que la contratación ha subido con fuerza y registra un balance interanual de 61.336 trabajadores más que en agosto del año pasado. Una cifra que duplica la conseguida entre los 12 meses anteriores (entre agosto de 2015 y 2016 el ladrillo creó unos 29.100 empleos). En el segundo trimestre del año, sin ir más lejos, el sector creó uno de cada siete nuevos empleos.
Tras este crecimiento del empleo, el sector cuenta actualmente con 1,108 millones de empleados, la cifra más elevada desde 2012. Sin embargo, no todo son buenas noticias: el número de trabajadores de la construcción sigue muy lejos de los máximos alcanzados en 2007, justo antes de que estallara la burbuja inmobiliaria: en verano de dicho ejercicio llegaron a existir 2,5 millones de contratos en el sector.
Otra lectura negativa que se puede hacer de los datos actuales es que, por primera vez, la construcción tiene más trabajadores temporales que fijos. Centrándonos en los asalariados (es decir, los trabajadores por cuenta ajena), descubrimos que el número actual de indefinidos ronda los 375.000, frente a los casi 383.700 temporales.
El mercado prevé que tanto la creación de empresas como de empleo sigan al alza en lo que queda de año, impulsados principalmente por el tirón del mercado de la vivienda, que también se convertirá en una catapulta para la inversión en construcción residencial: según Funcas, la inversión crecerá este año un 7,9% y otro 8,3% en 2018, por encima del crecimiento medio registrado entre 1996 y 2007. De cumplirse esta previsión, la inversión en vivienda podría repuntar el triple que el PIB el próximo año.
Fuente: Idealista.com/news