Aplicar una serie de rutinas sencillas respecto al consumo energético en el hogar repercute de forma positiva en el ahorro y en la calidad de vida
Pocas veces nos paramos a reflexionar acerca de si el uso que hacemos de la energía en nuestros hogares es o no racional. Con motivo del Día Mundial de la Eficiencia Energética, hemos querido conocer la postura de los españoles. Una de las principales conclusiones es que el 52,3% de los encuestados afirma estar bastante concienciado, dado que estaría dispuesto a invertir dinero para mejorar la eficiencia energética de su vivienda.
Uno de los aspectos que todavía arroja cierta polarización de opiniones es el certificado energético. Su penetración ha crecido en los últimos años. Así, el 65,9% de los encuestados afirma que su casa, ya sea en propiedad o en alquiler, cuenta con él, frente a un 34,1% que carece del mismo. Sin embargo, el 47,7% afirma no conocer la calificación de su certificado. Por otro lado, en el momento de comprar o alquilar, la existencia de este documento resulta importante para el 56,8%, mientras que no lo es tan solo para el 9,1%. El 34,1% restante admite que se trata de un aspecto que nunca se ha planteado.
Para Miguel Ángel Alemany, director general de pisos.com, “la concienciación acerca de la eficiencia energética es esencial, dado que ciertos recursos son limitados y deben emplearse de forma sostenible, pensando en el futuro”. En lo que respecta al sector inmobiliario, Alemany admite que “cada vez son más las promotoras que se preocupan por construir viviendas eficientes, un avance que tiene mucho que ver con las exigencias del cliente”. Por otro lado, el directivo apunta que “aunque no se disponga de dinero para hacer reformas en casa, se pueden aplicar una serie de rutinas sencillas respecto al consumo energético que repercutirán positivamente en el ahorro y en nuestra calidad de vida”.
En este sentido, los encuestados tienen bastante clara la relación directa entre ahorro y eficiencia energética. Así, casi tres de cada cuatro estima que una mayor eficiencia es sinónimo de un menor coste de los suministros. No obstante, uno de cada cuatro tilda la eficiencia de ‘maniobra’, apuntando que las reformas no llegan a amortizarse vía consumo energético.
Llegado el momento de invertir dinero en reformas encaminadas a incrementar la eficiencia energética de la vivienda, resulta esperanzador que solo un 4,5% de la muestra se haya inclinado por el no rotundo. El 52,3% asegura que sí estaría dispuesto, mientras que el 43,2% tendría que pensarlo.
El ranking de acciones que se llevarían a cabo en primer lugar tendría como protagonistas las ventanas con doble acristalamiento (43,2%), un sistema de calefacción eficiente (22,7%) y las bombillas de bajo consumo (20,5%).
Los hábitos de consumo dentro de casa tienen una gran influencia en la pérdida o ganancia de energía. Frente a un 18,2% plenamente concienciado, un 63,6% asegura que, si bien sus hábitos son correctos, la pereza y el desconocimiento impiden alcanzar un nivel más racional en el uso de los recursos energéticos. Por otro lado, el 11,4% de la muestra indica que su comportamiento no es el más adecuado, pero no por falta de ganas, sino porque carece de la información necesaria. Por último, el 6,8% restante declara no haberse preocupado nunca de usar de forma inteligente la energía en su vivienda.
En lo que respecta al importe de los suministros del hogar, el 61,4% de los entrevistados valora el coste de sus facturas energéticas como adecuado, mientras que un 38,6% estima que es excesivo. El recibo que provoca mayor rechazo entre los encuestados es el de la electricidad. Así, el 76,7% declara que es la factura con la que se siente más en desacuerdo. El segundo lugar está la del gas (14%) y en tercero, la del agua (9,3%).