2016 empieza con una quiebra nueva en el sector inmobiliario. Según lo publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), Inmobiliaria Chamartín se ha declarado en concurso de acreedores a petición propia.
La compañía llegó a fomar parte del lobby de las grandes inmobiliarias conocido como G14. Sin embargo, no ha tenido más opciones que acogerse a este mecanismo tras haber cerrado en pérdidas los dos últimos ejercicios.
Su balance registró un saldo negativo de 35 millones en 2013 y se elevó a 83,9 millones en 2014. Llegó a tener una deuda de 1.800 millones de euros durante la crisis.
La empresa arrastra un pasivo de 535 millones de euros y ha solicitado el concurso al no prorrogarse este año la Ley 10/2008, que permitía a las empresas no actualizar el valor de sus activos inmobiliarios, aunque estos fueran muy inferiores al valor del mercado, permitiendo a muchas inmobiliarias vivir artificialmente a pesar del parón del negocio y las deudas que arrastraban.
Aunque la empresa mantiene las facultades de administración y de disposición de su patrimonio, éstas están sometidas a la intervención de la administración concursal.
Inmobiliaria Chamartín también tiene presencia en Alemania y Portugal.