En política, como en casi todo, hay que tener cintura, capacidad de cambiar de adaptarse a las nuevas circunstancias. En un momento como el actual de cambio drástico del mercado inmobiliario, muchas decisiones que se adoptaron hace trimestres para incidir en su evolución ya no son válidas. Nos referimos por ejemplo a la promoción de la construcción de vivienda protegida. En estos momentos, en España existen muchos municipios que tienen oferta de vivienda nueva, de promoción privada que no se podrá vender por no haber suficientes compradores con capacidad adquisitiva para comprar esas viviendas. Si esas viviendas no se venden, los promotores tendrán problemas, pero detrás de ellos, casi de forma inmediata los sufrirán los bancos, que deberán soportar el impago de muchos promotores y la carga de gestionar un patrimonio inmobiliario devaluado. Sin la menor duda, esta avalancha de problemas se extenderá a grandes capas de la población a continuación.
Frente a esta realidad, en muchos municipios donde existe sobrante de oferta inmobiliaria privada, al mismo tiempo se siguen construyendo edificios de protección oficial, lo que provocará que la problemática expuesta se manifieste con mayor virulencia.
Si en vez de construir más VPO, se ayudara a esos promotores para que pudieran vender esos inmuebles a un precio inferior (también con su sacrificio, ganar menos) y a los ciudadanos para que pudieran acceder a una financiación bancaria más asequible (también exigiendo sacrificio a la banca), se conseguiría el mismo efecto que persigue la VPO. Permitir que capas amplias de la población puedan acceder a la vivienda.
Hoy, en vez de emplear dinero publico en nueva VPO, puede ser mejor emplearlo en ayudar a los promotores y a los ciudadanos en los términos expuestos. Así se pueden conseguir objetivos parecidos a los que persigue la VPO, pero se evita generar crisis a un sector, que si la padece, irremediablemente la contagia a los más débiles.
Puede ser impopular hablar de reducir la VPO, pero como decía antes, el ministro sabio entre ejemplares de inmueble, en ocasiones hay que ser liberal, para poder triunfar como socialdemócrata.
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