Con el objetivo de ahorrar pagar los impuestos, muchas personas han optado por los pagos en «b» cuando compran una vivienda, una acción que tiene consecuencias fiscales para ambas partes
La crisis económica junto con el boom inmobiliario ha propiciado que muchas personas se arriesguen a vender los inmuebles «en negro» para evitar pagar los impuestos. Sin embargo, esto tiene unas consecuencias a nivel fiscal. Hay algunos mecanismos tributarios para evitar el mercado negro como supervisar todas las transferencias superiores a los 3.000€.
Por un lado, el comprador evitará pagar el ITP en la compraventa (se ahorra entre un 6% y el 11%, dependiendo de la Comunidad Autónoma y el valor). Si se declara menos del importe total (porque blanqueamos una parte de esa cifra), el precio que vayamos a escriturar será menor. Por esto, el contribuyente tendrá que tributar en el IRPF una ganancia patrimonial superior a la que ha obtenido realmente (normalmente entre un 19 y 23%). Por otro, si quiere vender su bien inmueble en un futuro, el valor de adquisición será más bajo.
En cuanto al vendedor, es quien más se va a beneficiar de esta compraventa. Como consigue reducir la ganancia patrimonial obtenida, pagará menos IRPF. Si el inmueble que se transmite es una vivienda habitual y el vendedor pretende adquirir una nueva vivienda (habitual), tendrá más fácil obtener la exención total al reinvertir la ganancia patrimonial obtenida. Así, el único riesgo que puede llegar a tener el vendedor es la comprobación del valor de transmisión declarado.