Desde que comenzaron los primeros síntomas de un cambio en la evolución de la economía, escuchamos que la culpa de la situación de las bolsas era de la mal llamada burbuja inmobiliaria, que los precios de las viviendas debían bajar, el banco central europeo debía bajar el tipo de interés para que descendiera el Euribor, y mil recetas más o menos osadas.
Pero desde ese primer momento ya en estas páginas y desde su artículo habitual —- J Bermúdez, aunque en ese momento era una voz en el desierto, nos decía que no estábamos ante una crisis inmobiliaria sino ante una crisis financiera y de liquidez de los bancos y cajas.
Esperemos que una vez reconducidas las actuaciones que han llevado a esta situación, expulsados del mercado aquellos quienes provocaron estas desconfianzas, la implicación y medidas adoptadas por los diferentes poderes políticos y económicos que están anunciando (desde el Banco Mundial, EE.UU, U.E. hasta las administraciones autonómicas y locales), terminen por consolidarse y se recupere la tan necesaria confianza en los mercados.
#ads1{display: none !important;}
#ads2{display: none !important;}
#ads3{display: none !important;}
#ads4{display: none !important;}
/*.code-block {display: none !important;}*/
#economist-inarticle{display: none !important}
#publicidad{display:none;}
#cortardivhglobal{display: none !important;}
¿Quieres seguir leyendo?
Suscríbete a la Revista Inmueble desde