El porcentaje de españoles que opta por el alquiler frente a la compra de vivienda se ha sextuplicado pasando del 6,4% de 2008 a un 40% a finales de 2014. Sin embargo, también destaca que 5 de cada 10 ciudadanos afirman decantarse por el alquiler porque no les queda más remedio, alegando en su mayoría motivos económicos.
¿Cómo podemos saber si podemos comprar una vivienda?
Debemos analizar 3 puntos importantes: si tenemos ahorrado al menos el 20% del precio de la vivienda, que la cuota de la hipoteca no sea superior al 33% de los ingresos mensuales y que el precio de la vivienda no sea superior a 5 veces tu salario anual neto. Si no cumples estos puntos, sin dudas, no puedes permitirte comprar una vivienda, opta por el alquiler. Si los cumples, tendrás que ver qué tipo de vivienda puedes adquirir.
Para ver el tipo de vivienda existen factores directos e indirectos que pueden influir:
• Factores Directos:
o Edad. La edad es un punto fundamental. A menor edad podrás optar a plazos más largos para la hipoteca por lo que la cuota mensual será menor pero los intereses serán más altos. Ser mayor también tiene su punto positivo, habrás tenido más tiempo para ahorrar por lo que podrán dar una entrada mayor.
o Perfil económico o capacidad de pago. Antes de la crisis se llegaron a dar hipotecas cuyas cuotas mensuales llegaron al 50% de los ingresos mensuales que tenían regularmente los solicitantes. Hoy día la cuantía máxima está en el 33% aunque la mayoría optar por porcentajes más cercanos al 25%.
o Circunstancias personales: estado civil, número de miembros que forman la unidad familiar, edades de los mimos… Todo ello nos llevará a saber cuánto podemos destinar a la futura vivienda y cuáles son nuestros gastos habituales.
• Factores indirectos:
o La existencia o no de avalistas. Ahora los bancos no quieren quedarse con inmuebles impagados porque tienen mucho en stock así que buscan avalistas con altos ingresos mensuales aunque tengan otras propiedades hipotecadas. De todas formas, defiendo que es mejor que te compres una vivienda que te puedas permitir por ti mismo sin la necesidad de avalistas.
o La propia vivienda. La calidad del edificio y la zona también son una importante influencia. Si la vivienda se encuentra en una zona residencial, la entidad financiera tienen más fácil revenderla en caso de impago que si estuviera en una zona aislada o mal comunicada.