La pérdida de valor de la propiedad, unido a las crecientes dudas sobre el futuro alcance de las pensiones, está llevando a muchos particulares y pequeños ahorradores a invertir en el mercado inmobiliario.
Sin embargo, adquirir una vivienda para rentabilizarla a través del alquiler no es una tarea sencilla, y una decisión incorrecta si está tomada en base a un impulso o a una información errónea, al fin y al cabo es una inversión de riesgo.
Con el objetivo de ayudar a identificar, con criterios profesionales, si una vivienda adquirida para alquilar tiene un precio adecuado, la red Alfa Inmobiliaria hace estas recomendaciones.
La forma más habitual de poner el precio al alquiler de una vivienda, consiste en buscar cuál es el precio de otras propiedades similares de la zona. Para ello la fórmula más frecuente consiste en consultar con los vecinos o porteros del barrio, o adentrarse en internet. Cualquiera de estas fuentes le dará los precios de salida, no los precios reales a los que finalmente se alquila una propiedad, para ser realista sobre estos precios habría que descontar entre un 10% y un 5%.
“Existe otra forma muy útil, sencilla y mucho más profesional que le ayudarán tomar una decisión con criterios mucho más objetivos y profesionales”, afirma Jesús Duque, vicepresidente de Alfa Inmobiliaria.
Uno de los métodos más populares es el denominado PER. Este relaciona el número de veces que el precio de la vivienda contiene al precio que aportará el alquiler. Por ejemplo, si una casa tiene un valor de 250.000 euros y su alquiler es de 6.800 euros anuales, quiere decir que tardaremos casi 37 años en recuperar la inversión realizada, un periodo de tiempo demasiado prolongado si tenemos en cuenta que, en España, este índice se sitúa desde 2010 en 25,6 años, situándose Madrid y Barcelona a la cabeza con 27.
Otro método de medición es la rentabilidad que obtendría un inversor que comprara una casa para alquilarla. Por ejemplo, alguien que compra una vivienda por 300.000 euros y obtiene 7.200 de alquiler al año, tendría una rentabilidad del 2,5%.
Como orientación, podemos decir que en España la rentabilidad bruta de una vivienda ronda el 4%, pero basta con observar en cada momento la rentabilidad bruta anual de los depósitos bancarios para hacerse una idea de si la vivienda es cara o barata en el corto plazo, para hacer el cálculo a largo plazo habría que tener en consideración la inflación ya que las rentas de los alquileres se actualizan según el IPC y el dinero no.