Por Miquel Laborde. Socio fundador de Laborde Marcet
- ¿Cómo se diferencian?
Un Patrimonio Emocional es aquel que se conforma por activos inmobiliarios que no ofrecen rentabilidad, tienen por lo general poco recorrido y son fruto de una decisión emocional como, por ejemplo, nuestra vivienda habitual, una segunda residencia y otros activos mobiliarios como coches, barcos, motocicletas, etc.
Por otra parte, un Patrimonio Inteligente es aquel que se conforma por activos inmobiliarios que están bien ubicados, con una rentabilidad atractiva y, a ser posible, con recorrido al alza. Tales activos comparten un rasgo de gran importancia: La posibilidad de desinvertir y hacerlos líquidos con rapidez. Como claros ejemplos de este tipo de inversión podemos citar los locales comerciales y edificios (siempre teniendo en cuenta que la ubicación es un factor de máxima importancia).
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