Cualquier inmueble, como cualquier otro bien material, se configura ante la mirada del ser humano influido por la intervención de la luz. La luz natural, la determinante, está en constante mutación. No descubrimos nada si decimos que una u otra luz pueden destacar virtudes o defectos de los inmuebles. Por ello, es fundamental para cualquier comercial de la venta inmobiliaria tener en cuenta la hora en que fija las visitas a los inmuebles. Casi tanta importancia como la luz tienen los sonidos o ruidos que rodean a los inmuebles. Si el ascensor es muy ruidoso, mejor plantear la visita cuando hay poco tráfico de vecinos; si el bar de abajo se llena al mediodía, es preciso evitar esa hora para llevar clientes.
Por último, tampoco podemos olvidar al planear una visita a un inmueble los olores, pues estos influyen de forma determinante en la toma de decisiones del ser humano. Así, por ejemplo, conviene evitar las visitas a las horas que se cocina en los pisos vecinos u otras circunstancias que puedan incomodar a la percepción olfativa de nuestro potencial cliente.
Luz, sonido y olor, son amigos o enemigos de la venta, no lo olvidemos.