Ni los robos, ni las infracciones de seguridad o las lesiones, los delitos que más han crecido porcentualmente durante los casi siete años de crisis económica que se iniciaron con el «pinchazo» de la burbuja inmobiliaria han sido las ocupación de edificios y viviendas. Tipificados como «usurpación», y definidos en el Código Penal como “utilización de inmuebles ajenos sin autorización o de forma violenta”, se han multiplicado un 168% desde 2008, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)
Si en 2008 únicamente se produjeron 622 condenas por este delito contra la propiedad, en 2013 llegaron a las 1.669, casi el triple. En ese periodo, Andalucía acumuló el mayor número de resoluciones judiciales por usurpación, con 493 condenas, por delante de la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana, con 302 y 206 condenas, respectivamente.
Mientras que las usurpaciones han crecido 168%, las condenas por robo se han incrementado únicamente en un 16% y los delitos contra la seguridad vial o las lesiones han descendido en los últimos años, según las estadísticas del Registro Central de Penados.
En total, entre 2008 y 2013 el número de adultos condenados prácticamente se ha duplicado, pasando de un 0,72% a un 1,5% de la población mayor de 18 años. Más de 510.000 adultos cumplían pena con sentencia firme en 2013. En 2008 eran poco más de 270.000.
En cuanto al perfil del delincuente, son los hombres de nacionalidad española de entre 41 y 50 años los que más penas acumulaban en 2013. Las mujeres representan el 11,4% de los adultos que cumplen pena.