Aunque los últimos datos de actividad confirman que el mercado español está muy cerca de dejar atrás los peores momentos de la crisis, los compradores siguen exigiendo importantes recortes a la hora de comprar una vivienda. Según datos de Tinsa, el precio de la vivienda ha bajado un 4,4% en julio respecto al mismo périodo del año anterior.
Aunque la lectura más intesesante es que el ritmo de caída -siempre según los datos de la tasadora- aumenta significativamente respecto al 3% del mes de junio anterior, Tinsa asegura que hay factores coyunturales que explican este recrudecimiento del ajuste. La razón es la «la subida coyuntural que experimentó el índice entre junio y julio de 2013, un movimiento que no se ha repetido este año», según la firma.
En cualquier caso, las cifras apuntan a una cierta estabilización del mercado. Los datos de julio están muy lejos del recorte del 9,2% que el el índice Tinsa IMIE General sufría a finales de 2013. Con los datos de julio sobre la mesa, el recorte acumulado desde máximos de diciembre de 2007 -justo antes del comienzo de la gran crisis financiera y la gran explosión de la burbuja inmobiliaria española- es del 40,3%.
El IMIE recoge la variación del valor del metro cuadrado de un inmueble cada mes y su nivel respecto al año base, 2001, a partir de la información de las más de 200.000 valoraciones de vivienda realizadas anualmente por Tinsa. De su evolución se desprende que desde enero hasta julio, la caída acumulada es del 1,5%, frente al 6,4% de los primeros siete meses de 2013.
Para justificar su impresión de que el ladrillo español se está estabilizando, Tinsa asegura que desde finales del año pasado, el índice Tinsa IMIE ha vuelto a niveles similares a los de la inflación. «El IPC y el valor medio de las viviendas crecieron en la misma proporción, un 36,3%, desde 2001, el año que el índice Tinsa IMIE toma como referencia (base 1.000). Eso sí, ambas variables siguieron trayectorias completamente diferentes», dice el informe.