Hace unos días en un encuentro entre formadores de intermediarios inmobiliarios, un veterano profesional recordaba que una de las principales razones por las que nació el Registro de la Propiedad, era para que cualquier ciudadano por el simple hecho de serlo pudiera acceder a tener información sobre las características físicas y legales de los inmuebles. Información que por estar registrada, tenía fuerza de ley, permitía que antes de comprar, supiéramos con seguridad si el que vendía podía hacerlo y lo que realmente comprábamos. Curiosamente esta publicidad registral, que daba seguridad jurídica a todos los ciudadanos, ahora está en peligro.
La amenaza viene bajo el manto de la protección de datos. La nueva normativa europea al respecto, que año tras año penetra en diferentes áreas, limitará cada vez más el acceso a la información que contiene el Registro de la Propiedad. Ahora ya, para solicitar información hay que justificar el interés en la información. El legislador, frecuentemente olvida que el ordenamiento jurídico es como un ser vivo. Si modificas la alimentación para proteger el riñón, has de vigilar que ese cambio oportuno para la actividad renal, no perjudique, por ejemplo, al sistema circulatorio. Lo dicho, que la protección de datos no perjudique a la publicidad registral que tanta seguridad jurídica ha dado a nuestro sector inmobiliario.