Las altas temperaturas han llegado con fuerza con el verano, y en un parque edificado como es el de España, en el que muchas viviendas fueron construidas antes de 1980, es necesario tomar ciertas medidas para poder mantener el hogar en las condiciones idóneas.
El conocimiento tanto del edificio como de la vivienda será de gran ayuda, no sólo para prepararla para este periodo, sino para mejorar las características de esta de cara al resto del año. El consumo de una vivienda puede variar en gran medida dependiendo de factores como la orientación de esta y desde luego de la zona climática en la que se encuentre.
Por ejemplo, las viviendas orientadas al oeste tienen una mayor incidencia de luz solar desde el mediodía hasta el atardecer, recibiendo por tanto el sol en las horas de mayor calor, lo que hace que sean las que mayor coste energético tienen en verano, período en el que las noches suelen ser calurosas y muy cortas en casi toda nuestra geografía, ya que el gasto del aire acondicionado suele ser mayor. Así, en base a todos los factores que intervienen en el consumo de la vivienda, el Certificado de Eficiencia Energética se mantiene como la mejor herramienta para conocer el consumo de la vivienda y valorar cuáles son las mejoras que se pueden implementar en esta.
La primera que se presenta en la mente de gran cantidad de personas es el sistema de refrigeración, pero ¿es siempre realmente necesario? El consumo de estos dispositivos puede suponer hasta el 40% del total de una vivienda en verano, lo que implica un gasto notable en la factura eléctrica. Además, cualquier tipo de sistema de refrigeración puede no ser el idóneo en base a las características de la vivienda, por lo que es necesario seleccionar el más apropiado y eficiente y valorar la posibilidad de que el ahorro energético compense la inversión.
Desde el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid ofrecemos una serie de recomendaciones que pueden ayudar a mantener la vivienda en el estado idóneo, tanto para verano, como invierno, además de mejorar la eficiencia energética de esta.
1. Es esencial contar con unas ventanas que hagan que la vivienda sea más eficiente, medida que parece evidente, pero que en muchas ocasiones no está implementada. Un doble acristalamiento no sólo puede evitar los ruidos del exterior, sino que permiten mantener la temperatura dentro de las estancias y evitar que el calor se introduzca, fundamental para estas fechas. Este es uno de los elementos de la vivienda que muestra más pérdidas energéticas, hasta tal punto en el que un solo metro cuadrado de hueco puede perder cinco veces más energía que la misma superficie de cerramiento.
Como alternativa, se pueden emplear vidrios con baja transmisión térmica y bajo factor solar (relación entre la energía que entra en una sala a través del cristal y la energía solar que incide en la superficie exterior de dicho vidrio perpendicularmente), lo que nos permitirá disfrutar de una estancia más fresca en verano.
También existen vidrios tintados que absorben una buena parte de la radiación solar que incide sobre ellos. Este tipo de cristales coloreados o translúcidos son ideales para instalarlos en viviendas situadas en zonas de climas cálidos además de en edificios susceptibles de sobrecalentarse. Cuando son demasiado oscuros no permiten bien el paso de la luz y de esta forma habría que aumentar la iluminación artificial que aporta más calor a la vivienda.
Así, para guiarse y conocer cuál es la cantidad de energía que aporta el sol al interior del edificio a través de las ventanas, el Código Técnico de la Edificación limita para cada zona climática, el factor solar modificado límite de los huecos.
2. Las puertas también son un elemento a tener en cuenta, ya que ejercen de aislantes entre diferentes habitaciones de la vivienda y hacia el exterior. Medidas como los burletes pueden servir de ayuda para mejorar la prestación térmica de estas, al igual que contar con que las puertas de la vivienda que den al exterior tengan propiedades aislantes.
3. El control de las infiltraciones, flujos descontrolados del aire exterior que penetran en el edificio por rendijas u otras aberturas, es fundamental para evitar factores externos que modifiquen sin nuestro dominio la temperatura de la vivienda. Así, el análisis de la permeabilidad de la vivienda en base a este factor es un elemento más que recomendable para mantener el hogar en las condiciones adecuadas en cualquier estación y poder así reducir el coste energético.
4. La temperatura de los suelos, fachadas y cubierta ha de ser controlada, ya que son una importante fuente de pérdida y ganancia energética. Suelos que se encuentran en contacto con el terreno, con el exterior o con locales sin calefacción, como garajes o almacenes son un claro ejemplo, que pueden aislarse con diferentes sistemas que ofrece el mercado.
La instalación de un aislamiento adecuado en base a las posibilidades técnicas y a la zona climática de la vivienda, evita que el calor se introduzca en las estancias.
5. La instalación de bombillas led, en sustitución de otras de baja eficiencia y mayor potencia, ofrece notables beneficios, ya que no sólo se pueden regular en intensidad y generan menos calor, sino que también contribuyen al ahorro energético. No obstante, es conveniente hacer un análisis técnico de inversión y ahorro de forma previa.