En un momento en el que el parque de viviendas envejece a un ritmo del 2% anual, haciendo que la reforma gane enteros sobre la construcción de vivienda nueva, existe la creencia general de que si lo hago yo mismo, saldrá más barato. Así, el 64% de los españoles recurre al Do It Yourself (DIY) como vía de ahorro para mejorar su casa, según datos de la European Federation of DIY Manufacturers recogidos por la Asociación Nacional de Distribuidores Cerámica y Materiales de Construcción (ANDIMAC), que representa al comercio especializado en soluciones para la reforma, el mantenimiento y la construcción de viviendas y edificios.
Si bien esta máxima del ahorro puede tener sentido a la hora de hacer pequeños arreglos, como renovar la pintura de una pared o cambiar una lámpara, se vuelve en contra cuando se trata de afrontar mejoras de mayor envergadura como pueden ser el cambio de suelos o la reforma del baño; un reto al que se lanzan por su cuenta cerca del 30% de estos usuarios, cometiendo el error de no contemplar los llamados “costes ocultos” o, dicho de otro modo, los gastos adicionales que no están presentes a simple vista.
El principal coste oculto es el tiempo libre dedicado a esta labor. Dado que sólo tres de cada diez se embarcan en estas aventuras por diversión, estamos hablando de una actividad que no sólo roba espacio al ocio sino que quita más días de los estimados inicialmente, pues a menudo surgen complicaciones derivadas de la falta de experiencia.
Una media de más de dos visitas a tienda
Concretamente, al trabajo de campo dedicado a la búsqueda de los materiales principales se le suma el esfuerzo del traslado y el transporte hasta el domicilio. Además, una vez que se encuentran ya manos a la obra, toca volver una media de 2,4 veces al comercio para buscar herramientas o componentes (lijadora, barnices, brochas, etc.) que no estaban previstos desde el principio.
Con este historial de idas y venidas, no es de extrañar que para casi la mitad de los usuarios españoles de DIY dar con los materiales adecuados sea la tarea que mayor esfuerzo y dedicación requiere, máxime cuando al no estar familiarizados con su composición o propiedades se cometen errores tanto en la elección -escogiendo calidades insuficientes-, como en la aplicación –utilizando productos sin el rigor necesario-, lo que compromete el resultado final y obliga en no pocas ocasiones a repetir el trabajo.
De esta forma, se incurre en un desfase presupuestario que a duras penas compensa la satisfacción y realización personal que supone para el 62% ejecutar la reforma con sus propias manos; algo que a todas luces podría haberse evitado recurriendo al asesoramiento de un técnico especializado en reformas, que conoce en profundidad los detalles de cada superficie o la compatibilidad entre materiales, por citar sólo un par de ejemplos.
Además, conviene tener en cuenta que al asumir una reforma de cierto alcance como puede ser una cocina o un baño no basta sólo con aplicar productos que mejoren la estética para alegrar la vista o quedar bien con las visitas, sino que es necesario poner en práctica técnicas constructivas que aumenten el confort oculto (que ni se ve ni se escucha pero se siente), algo que no es tan sencillo como aparece en los tutoriales de Internet.
El 75% de los usuarios, totalmente amateur
Si tenemos en cuenta que un 75% de estos “manitas” son usuarios amateurs (también conocidos como softDYIers), de aquí se deriva otro de los costes ocultos. Y es que al no existir una garantía sobre lo ejecutado ni la certeza de que se han cumplido las condiciones de seguridad adecuadas, existen muchas posibilidades de que esa obra desencadene nuevos desperfectos o accidentes domésticos que haya que afrontar.
Según el secretario general de Andimac, Sebastián Molinero, “muchas veces creemos erróneamente que una reforma saldrá más barata si evitamos intermediarios, pero no estamos contando con el tiempo y las complicaciones que nos vamos a ahorrar si recurrimos a un profesional especializado que tiene en cuenta todos esos detalles que a los amateurs se les escapan, proporcionando un asesoramiento experto, un presupuesto y tiempos de finalización de obra cerrados y, en definitiva un resultado final sin sorpresas ni imprevistos desagradables”.