En su último informe, que analiza las dinámicas de mercado, cada vez más complejas, y las cambiantes exigencias de los inversores en el mercado inmobiliario mundial, Alice Breheny, directora del Departamento de Estudios Internacionales de TH Real Estate, defiende que comprender las tendencias estructurales locales a largo plazo es imprescindible para preservar el valor y beneficiarse del crecimiento de las rentabilidades en las ciudades de EE. UU., Europa y la región Asia-Pacífico.
«Se está brindando un asesoramiento económico e inmobiliario excesivamente centrado en los países, lo que implica que pueden pasarse por alto ubicaciones interesantes debido a la percepción del riesgo de un país determinado y viceversa—comentó Breheny—. Actualmente, nuestro asesoramiento estratégico a escala mundial se centra en ciudades, no en países, lo que supone que podemos brindar una mayor claridad a los inversores acerca de la composición de sus carteras. Esta estrategia está en consonancia con la posición de los inquilinos respecto a sus requisitos y representación. Hemos aplicado un enfoque innovador y de doble vertiente a nuestro análisis descendente, abarcando así tanto las megatendencias estructurales como los fundamentales tácticos del sector inmobiliario en aras de identificar las ciudades que mejor comportamiento registrarán en el futuro».
El informe recoge las megatendencias —en concreto, la urbanización, el crecimiento de las clases medias, el envejecimiento de la población, la tecnología y el desplazamiento del poder económico hacia Oriente— que están teniendo una gran repercusión en el sector inmobiliario y tendrán implicaciones de peso en la demanda de activos inmobiliarios en el futuro. Si bien los ciclos económicos seguirán determinando la rentabilidad de los activos inmobiliarios a corto plazo, existe el riesgo de que, centrándose únicamente en éstos, se ignoren las posibles repercusiones en el valor a largo plazo cuando las megatendencias entren en juego.
Las ciudades mejor preparadas para el crecimiento en cada región se ven afectadas por diferentes dinámicas. No obstante, cada una de ellas se caracteriza por un tema principal. En EE. UU, las ciudades que presentan potencial de crecimiento en cuanto a innovación y generación de empleo tienen muchas probabilidades de prosperar; en Europa, los centros culturales que atraen tanto el talento como el turismo para mantener activas sus economías brindan oportunidades de inversión; y en Asia, las grandes ciudades que probablemente seguirán creciendo, aumentando así su influencia como epicentros económicos a escala mundial, saldrán beneficiadas.
«Europa cuenta con numerosas ciudades ricas en cultura y patrimonio, lo que presenta muchas ventajas frente a las zonas rurales, tales como mayores oportunidades de empleo y ocio —comentó Andrew Rich, gestor principal del European Cities Fund de TH Real Estate—. La productividad es mayor, abunda la innovación y la población es más joven, con mayor poder adquisitivo y, por ende, presenta un nivel más elevado de consumo discrecional, incluso una vez descontados los costes de vida. Como resultado, las mejores ciudades de Europa crecerán exponencialmente y presentan una demanda inmobiliaria en constante aumento, puesto que estas ventajas seguirán atrayendo tanto el talento como el turismo».
Tomando en consideración estos factores, el equipo de investigación de TH Real Estate ha identificado un importante número de ciudades en cada región que podrían no ser objetivos evidentes para los principales inversores institucionales a día de hoy, pero que cuentan con una demanda a largo plazo que no debe pasarse por alto al estructurar una cartera orientada al futuro.