El mercado hipotecario español ha sufrido un cambio drástico en apenas un año: la apuesta masiva de la banca por la venta de hipotecas a tipo fijo en respuesta al actual estado de un euríbor estancado bajo cero. Vista esta propuesta comercial, son muchas las personas que se plantean la duda de escoger entre una hipoteca a tipo fijo o una variable. Según señalan desde el comparador financiero HelpMyCash, no existe una respuesta única, sino que depende tanto de la oferta que tengamos sobre la mesa como de nuestra propia aversión al riesgo.
1.- Conocer las ofertas
Sin duda alguna, conocer de antemano la media del mercado es el primer paso para acertar en la elección de nuestra hipoteca.
A este respecto, las mejores hipotecas a tipo variable en la actualidad ofrecen diferenciales por debajo del 1 %. Es importante citar que la banca apuesta por la práctica de imponer un tipo fijo de entre uno y dos años al comienzo de las hipotecas fijas, como medida de protección ante el euríbor en mínimos. Si podemos evitar esto, mejor.
Por su parte, el interés de las hipotecas fijas dependerá en gran manera del plazo que escojamos, pero podemos señalar que las ofertas competitivas se encuentran entre un 2,50 % y un 3 % a 30 años.
Otro aspecto crucial a tener en cuenta en ambas modalidades es la vinculación con coste, como los seguros, tarjetas o planes de pensiones. Tras un diferencial muy competitivo pueden esconderse toda una retahíla de productos asociados que terminarán por disipar el posible ahorro conseguido por contratar una hipoteca barata.
2.- Conocer nuestra aversión al riesgo
El hecho de que una hipoteca variable nos salga más a cuenta que una fija a muy corto plazo (en un periodo mínimo de unos cinco años), tiene su origen en la baja cotización del euríbor en la actualidad. Sin embargo, esto es algo que a medio-largo plazo puede cambiar radicalmente.
Puesto que no tenemos una bola de cristal que nos diga cómo evolucionará este índice, tendremos que tirar de criterios racionales, como conocer sus márgenes de cotización. El máximo que ha llegado a alcanzar el euríbor es del 5,526 %, en noviembre de 2008, y el mínimo se alcanzó en julio de este año cotizando a -0,056 %.
La primera clave para escoger adecuadamente será entonces imaginar lo que sería un valor medio del euríbor para toda la vida de nuestra hipoteca. Si somos optimistas y pensamos que la economía retomará un buen ritmo de crecimiento durante la vida de nuestro préstamo, el euríbor subirá rápido y nuestra hipoteca variable será más cara. En este caso, deberíamos escoger el tipo fijo.
Si pensamos que el estancamiento económico va para largo, la hipoteca variable nos permitirá aprovechar un entorno de tipos bajos durante mucho tiempo.
3.- Calcular escenarios
Finalmente, no hay nada tan explícito como tener delante de nosotros la cuota mensual a la que tendremos que hacer frente. Si el anterior ejercicio de imaginación no termina de aclararnos las cosas, podemos realizar diferentes simulaciones con ayuda de una calculadora de cuota de hipoteca para tener información con la que poder decidirse.
Para usar correctamente estas herramientas, tendremos que figurarnos un valor medio del euríbor durante la vida de nuestra hipoteca y sumarlo al diferencial que nos proponga el banco. Esto podemos hacerlo con distintos valores medios, para crear un escenario de posibilidades diverso.
Una vez tengamos los resultados de lo que sería el precio medio de una hipoteca variable, no tendremos más que compararlos con lo que nos dé las simulaciones de la hipoteca fija y aventurarnos a elegir la opción que nos parezca más acertada.