El número de tarjetas de crédito en circulación en España ascendió en 2015 hasta los 44,82 millones, de acuerdo con los últimos datos publicados por el Banco de España. Estas tarjetas se han convertido en una alternativa para conseguir financiación cuando, durante la crisis, el acceso a los préstamos personales a través de las entidades bancarias se endureció. Sin embargo, según el uso que le demos a la financiación que nos proporcionan las tarjetas de crédito puede salirnos hasta tres veces más caro que financiarnos con un préstamo. El comparador financiero HelpMyCash.com nos explica cuándo es una buena alternativa utilizar las tarjetas de crédito y cuándo es mejor acudir a los préstamos personales.
¿Cuándo son los préstamos personales la opción más barata?
Las tarjetas de crédito y los préstamos personales están diseñados para cubrir necesidades económicas diferentes. Mientras que los préstamos son perfectos para financiar proyectos de gran envergadura, las tarjetas son mejores para cuando necesitamos un extra de dinero en momentos puntuales. Aunque las tarjetas de crédito nos permiten acceder a un capital similar al de los créditos con plazos de reembolso semejantes, los intereses medios rondan el 25 % mientras que los intereses medios de los préstamos se situaron en el 8,77 % TAE, de acuerdo con los datos de febrero del Banco de España.
Para poder ver mejor la diferencia en el coste de ambos productos, en ambas tablas podemos comparar cuántos intereses pagaríamos en total si solicitamos 10.000 € y lo reembolsamos en un plazo de 36 meses (3 años) con una tarjeta de crédito y con un préstamo personal:
Como podemos ver, solicitando el mismo capital y reembolsándolo en el mismo plazo puede costarnos tres veces más caro. En este caso, la diferencia en intereses es de casi 3.000 euros. Todo esto sin tener en cuenta que las tarjetas de crédito nos permiten seguir utilizando mes a mes más dinero a crédito, aumentando nuestra deuda sin apenas notarlo.
Entonces, ¿son caras las tarjetas de crédito?
No. Siempre que las utilicemos de manera responsable las tarjetas de crédito son una herramienta de financiación muy útil. Con su pago diferido, el saldo del que dispongamos durante el mes lo reembolsaremos a comienzos del mes siguiente sin que nos cobren intereses. De esta manera en meses donde el gasto aumenta podemos utilizar la tarjeta como una especie de “adelanto de nómina” y devolverlo una vez hayamos recibido nuestros ingresos.
En el caso de que necesitemos realizar un gasto mayor y prefiramos dividir el reembolso en varios meses debemos tener en cuenta que sea una cantidad menor a la que podamos conseguir con un préstamo personal y no pagar nunca el pago mínimo. Para pagar el mínimo de intereses debemos escoger el menor plazo posible con una cuota mensual que no desequilibre nuestra economía. Por ejemplo, si necesitamos 900 euros para redecorar nuestra casa o para la compra de algún electrodoméstico, podemos devolverlo en 5 cuotas mensuales de 190 euros cada una y solo pagaremos 57 euros en intereses.
En conclusión, debemos analizar nuestras necesidades de financiación y nuestra situación económica antes de escoger el tipo de financiación que debemos contratar de esta manera podremos ahorrar en intereses.