Disponer de un empleo que nos permita asegurar el pago de las cuotas mensuales de nuestra hipoteca no lo es todo. Las entidades no suelen financiar adquisiciones que requieran más del 80 % sobre el valor más bajo entre compraventa y tasación. Por ello, las hipotecas 100 % financiación permiten a ciertos clientes acceder a una vivienda en propiedad, sin disponer del 20 % restante ahorrado. A pesar de que parecen haber desaparecido totalmente del mapa, aún es posible hacerse con uno de estos préstamos, pero resultará vital comprender en detalle sus implicaciones y particularidades, explican desde HelpMyCash.com, el comparador de hipotecas.
1º Cómo contratar una
Antes de la explosión de la burbuja, las entidades anunciaban a bombo y platillo la concesión de toda la financiación que pudiéramos necesitar. No hablamos sólo del importe de compraventa, sino que también se incluían en el préstamo los gastos de toda la operación (gastos de compraventa y escrituración de la hipoteca), en lo que se conoce como hipoteca 100 más gastos, algo casi extinguido hoy en día.
En la actualidad la posibilidad de hacerse con una hipoteca 100 es bastante más reducida, quedando básicamente limitada a la oferta de pisos de bancos (las entidades serán más flexibles en las hipotecas que financien las compras de sus propios pisos) o para perfiles extremadamente solventes.
2º Plazos más largos
En tanto que aumenta el LTV (del inglés loan to value o porcentaje financiado sobre la compra), aumenta el capital que solicitamos al banco. Por este motivo, una de las facilidades clásicas que ofertan los bancos ya no sobre las hipotecas 100, sino sobre cualquier hipoteca, es la posibilidad de estirar el plazo para que las cuotas resultantes sean más accesibles.
Antes de la crisis podíamos encontrar plazos de hasta 50 años, algo que hoy en día es inexistente, siendo 40 el máximo que las entidades están dispuestas aceptar.
3º La tasación puede salir gratis
Un punto destacable sobre estos créditos hipotecarios es que, al tratarse de pisos que el banco intenta comercializar de manera continua, no suele resultar extraño que ya tengan la tasación pagada. Esto puede parecer un detalle nimio, pero sin embargo las tasaciones homologadas necesarias en la solicitud de una hipoteca cuestan en torno a los 300 euros.
4º No son más baratas
Aunque el banco aún tenga en su haber una gran cantidad de pisos embargados a los que quiere dar salida, lo cierto es que el precio no será generalmente una de las características sobre las que las entidades tenderán a negociar.
La ventaja esencial de las hipotecas 100 % es precisamente su capacidad de financiar más allá del 80 % y, acorde a esto, ofrecer plazos más largos, pero debemos tener claro que esto no implica un precio menor.
5º Los requisitos son los mismos
Del mismo modo, los requisitos necesarios para acceder a una hipoteca 100 serán los mismos que los que las entidades imponen para acceder al crédito normal. En ocasiones serán, incluso, más restrictivos con la concesión de estas, puesto que conllevan un mayor riesgo para la entidad. Los requisitos que nos pedirán serán los siguientes:
- Contrato de trabajo fijo.
- Ingresos suficientes como para que la cuota de la hipoteca represente un máximo del 30 % de nuestros ingresos netos mensuales.
- Ahorros para los gastos de gestión (a menos que se trate de una hipoteca 100 más gastos, donde estos ya vienen incluidos en la hipoteca).
- No figurar en registros de morosos.
- Avales o garantías, en caso de que nuestro perfil financiero no termine de dar la talla.
6º Incurren más fácilmente en impago
Este tipo de hipotecas, consideradas hipotecas de riesgo, dado el importante volumen de deuda que contrae el cliente, acumulan tradicionalmente un ratio de morosidad notablemente elevado.
En el año 2015, alcanzaron un 28,6 % de morosidad, frente a un 3,4 % de las hipotecas normales.
7º No pueden ser titulizadas
Uno de los puntos más interesantes sobre lo que respecta a este tipo de préstamos es que, conforme a el Real Decreto 716/2009 de 24 de abril, por el que se desarrollan determinados aspectos de la Ley 2/1981, de 25 de marzo, de regulación del mercado hipotecario y otras normas del sistema hipotecario y financiero, las hipotecas 100 no pueden ser titulizadas.
Titulizar una hipoteca significa que cuando un banco nos financia la compra de la casa, puede vender su título de deuda a una tercera parte, como si fuera un activo de inversión (a los famosos fondos buitres, por ejemplo). El problema es que cuando la entidad supera el 80 % del valor de tasación en la financiación de dicho inmueble, no podrá vender la deuda a otra parte, por lo que para cobrar sólo podrá esperar a que devolvamos todo el préstamo.