Por Joan Bermúdez i Prieto Abogado. Licenciado en Ciencias Políticas. Bermudez Consulting & Management S.L
Respecto al mercado del alquiler, hay quienes lo presentan como un mercado en alza, que cada día tiene más aceptación entre los demandantes de vivienda, no faltan quienes nos lo muestran como la solución al mercado de la vivienda de compra, y también quienes lo ven como la gran solución para el acceso a la vivienda.
1. Introducción
En ocasiones nos vemos inmersos en debates, aseveraciones y conclusiones que resulta difícil eludir. Ciertamente cuando la información es escasa, cuando los datos oficiales no existen o son incompletos, cuando tan solo se dispone de ciertas estadísticas voluntaristas, da pie, permite y genera al mismo tiempo un campo abonado para las conclusiones más atrevidas, al tiempo que las más conservadoras e incluso las más peregrinas.
En el mercado de la vivienda, desde hace tiempo (cuando se inició la crisis económica, se planteó esta como una consecuencia del mercado inmobiliario) se trata, se estudia, se analiza el mercado de alquiler. Hay quienes lo presentan como un mercado en alza, que cada día tiene más aceptación entre los demandantes de vivienda, no faltan quienes nos lo muestran como la solución al mercado de la vivienda de compra, y también quienes lo ven como la gran solución para el acceso a la vivienda, derecho que contempla la Constitución en su artículo 47. Lo cierto es que una vez más se expresan en las exposiciones, análisis y conclusiones más un deseo, una voluntad, que una realidad.
2. Ejecuciones hipotecarias
Desde el momento en que la crisis financiera comenzó a manifestar sus primeros síntomas, el sector de la vivienda, por la propia vinculación que tenía (y tiene todavía) con el crecimiento de la economia quedó no tan solo afectado, sino que, utilizando una fraseología bélica, el sector quedó herido casi de muerte. La consecuencia desde una visión económica, es sobradamente conocida y hace innecesario recordar sus consecuencias. Hay sin embargo una derivada importantísima que ha sido la cantidad ingente (a pesar de los muchos estudios, todavía hoy resulta imposible poder aplicar una cifra más o menos exacta) de ejecuciones hipotecarias, de desahucios y en definitiva de familias que tenían una vivienda en propiedad, aunque es cierto que esta propiedad, como se ha demostrado posteriormente era tan solo literal o jurídica, ya que la deuda que comportaba el disponer de la misma ha sido la causa de su pérdida.
Según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.), se produjeron durante el año 2014 un total de 70.422 ejecuciones hipotecarias inscritas en el registro de la propiedad, mientras que en el año 2015, la cifra ha sido de 59.808 ejecuciones, si realizamos una extrapolación partiendo de los datos facilitados por el Consejo General del Notariado (C.G.N.) con cifras publicadas desde el año 2012, en las ejecuciones extrajudiciales en las que ha participado este colectivo (ya que del I.N.E. tan solo disponemos de los dos últimos años) podríamos componer el siguiente cuadro.
CUADRO: Fuentes I.N.E. y R.G.N., elaboración propia
Ello nos llevaría a un volumen aproximado de ejecuciones hipotecarias inscritas en 4 años de 280.000 familias que han tenido que abandonar su vivienda en propiedad, lo que lógicamente, aun atendiendo a toda la casuística imaginable de agrupaciones familiares etc. nos lleva a una alta necesidad/demanda de viviendas en alquiler, en los años de menor actividad (quien pierde una vivienda en propiedad porque no la puede pagar, accede directamente a un mercado de alquiler y generalmente de precio bajo).
En el mismo periodo de tiempo se terminaron, según el I.N.E., un total de 272.327 viviendas, casi el mismo número que las viviendas que se incorporaron al mercado consecuencia de las ejecuciones hipotecarias. Este bajo volumen de actividad, juntamente con la poca oferta de vivienda que existía en el mercado de alquiler, comportó forzosamente una tensión que desequilibraba la oferta/demanda.
CUADRO: Fuentes I.N.E. y Colegio de Aparejadores., elaboración propia
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