Es importante sensibilizar a todos los sectores de la sociedad sobre la importancia de la eficiencia energética (el ahorro económico y energético) en la edificación, la protección del medio ambiente y la creación de empleo. Además, es obligado incorporar a la definición de viviendas sostenibles, criterios de confort acústico y seguridad pasiva contra incendios.
Según datos aportados por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía, IDAE, el conjunto de edificios existente en la Unión Europea consume más energía que el sector del transporte (33%) o el sector industrial (26%). Nada menos que un 41%. Las calefacciones y aparatos de aire acondicionado suponen dos tercios del consumo total de energía de un edificio. Pero eso no significa que el despilfarro se produzca al consumir electricidad. Estas cifras tan elevadas se deben fundamentalmente a la falta de un correcto aislamiento de nuestra vivienda, tanto de muros y cubiertas como de huecos acristalados.
Se puede conseguir una Casa que Ahorra tanto con obra nueva como rehabilitando las existentes
Una Casa que Ahorra es una vivienda energéticamente eficiente, que demanda hasta un 90% menos de energía. Su alto rendimiento energético parte de una reducción de la propia demanda y la eliminación del derroche al que estamos acostumbrados. Y se puede conseguir una Casa que Ahorra tanto con obra nueva como rehabilitando las existentes.
Elementos de una Casa que Ahorra
Hay siete elementos fundamentales que permiten contar con una Casa que Ahorra. La primera característica es una orientación favorable. Una casa correctamente orientada se calienta gratuitamente en invierno gracias al sol, o se mantiene fresca en verano con menos demanda de aire acondicionado. Cada zona geográfica tiene su clima y las casas deben adecuarse a éste desde el inicio de su proyecto, tanto si se trata de nueva construcción como si se va a rehabilitar una existente.
Otro aspecto a tener en cuenta es un diseño eficiente. Las pérdidas o entradas indeseadas de calor en nuestras casas se producen sobre todo a través de sus muros y cubiertas. Cuanto mayor sea la superficie expuesta de estos cerramientos con respecto al volumen total interior de la vivienda, mayor será también el riesgo de despilfarro de energía. Por eso, en la medida de lo posible, conviene optar por diseños compactos reduciendo también al máximo los elementos que sobresalgan del edificio.
El aislamiento óptimo también es una cuestión fundamental para contar con una Casa que Ahorra. Tendemos a pensar, que la ineficiencia energética tiene que ver con el modo en que generamos el calor o el frío de la casa. Pero en realidad son las pérdidas o las entradas indeseadas de calor las que ponen de manifiesto si la energía se derrocha o no. Por ello, es importante un aislamiento optimizado en sus fachadas, cubiertas y huecos acristalados. También es necesaria una ventilación controlada.
De nada sirve que la casa ahorre energía si los materiales que la forman son insostenibles
La vivienda debe contar con un ambiente saludable y sano, y para ello necesita una correcta renovación de aire, controlada y suficiente. El fallo más habitual son las fugas de aire incontroladas, normalmente en los puntos de ensamblaje entre ventanas, fachadas, estructuras y otros elementos constructivos.
Una vivienda eficiente debe estar construida con materiales sostenibles. De nada sirve que la casa ahorre energía si los materiales que la forman son insostenibles.
Aunque el aislamiento óptimo es una característica fundamental, ya que permite ganar en eficiencia energética y en calidad de vida gracias a un perfecto confort térmico interior, no es menos importante que nuestra casa cuente con dos elementos fundamentales de cualquier vivienda sostenible: el confort acústico y la protección pasiva contra incendios.
Si se transformaran todas las viviendas de España, reduciríamos aproximadamente un 30% tanto el gasto energético nacional como las emisiones de CO2
Los materiales empleados para alcanzar el necesario confort térmico deben ser también los más adecuados para proporcionar el imprescindible confort acústico, aislando adecuadamente, tanto de los ruidos del exterior como de los que provengan del interior de nuestro edificio. También es de vital importancia que estos materiales empleados sean no combustibles. De este modo, al confort térmico y acústico se añadirá la garantía de una adecuada protección pasiva contra incendios o, lo que es lo mismo, la tranquilidad de que los materiales empleados en ningún caso van a contribuir a la propagación de cualquier incendio que pudiera declararse en nuestra vivienda.
Si se transformaran todas las viviendas de España según lo explicado, reduciríamos el gasto energético nacional aproximadamente en un 30%, las emisiones de CO2 en una proporción similar y en sólo cinco años habríamos amortizado las inversiones realizadas.
Francisco Javier Fernández Campal.
Presidente de la Fundación La Casa que Ahorra
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