Por Celsa Núñez, Socia Directora en ICN LEGAL
Siempre me ha llamado la atención que la mayoría de las personas van acompañadas de un amigo de confianza cuando van a realizar una compra que consideran importante.
SUMARIO:
-Transacción inmobiliaria
-Funciones del abogado
Por ejemplo, ¿qué futura novia no va con sus amigas para que le digan la verdad de cómo le va a sentir el vestido más importante de su vida? Pues sabe perfectamente que la vendedora de la tienda, aunque puede que le diga la verdad, no será tan honesta como sus amigas. La futura novia sabe, en su fuero interno, que la de la tienda tiene en ese momento una venta por la que recibe comisión.
Otro caso más concreto. Esta semana un familiar me explicó que acompañó a un amigo para ayudarle a escoger un coche. Este familiar, un primo mío, se sorprendió cuando el del concesionario intentaba convencer a su amigo para que se comprara un coche grande familiar. Pensó mi primo: ¿Para qué el vendedor le estará convenciendo si mi amigo es soltero y sin hijos y no planifica en mucho tiempo formar una familia? Y entonces lo vio claro. Aunque su amigo entró interesado preguntando por otro coche, la verdad es que no estaba del todo convencido, y el vendedor vio claramente esa duda y la aprovechó. El coche grande familiar era mucho más caro que el otro vehículo. Más dinero, más comisión. Aun así, mi primo le sacó la idea de la cabeza y la venta no se produjo. Ese amigo confiaba más en mi primo que en el vendedor de coches.
Curiosamente, la mayoría de las personas, en una transacción inmobiliaria, no van acompañados de su “mejor amigo” y confían ciegamente en el vendedor.
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