En este artículo trataremos la importancia del vestíbulo y de los elementos que componen este espacio (portero físico, vigilancia…) y mostraremos como aquellos propietarios de edificios antiguos que han invertido en la actualización y remodelación de estos espacios comunes han visto incrementar el valor de sus inmuebles tanto ante un posible alquiler como ante la venta del los mismos.
El vestíbulo, la primera impresión
Toda persona que accede por primera vez a un edificio, lo hace a través del vestíbulo o hall de entrada. Es aquí donde un cliente o un visitante, tiene su primer contacto físico, su primera impresión del lugar que va a visitar y por extensión de la empresa o inquilino que en este edificio se aloja. Desde un punto de vista psicológico esta primera impresión es de capital importancia.
La localización, el carácter, la tipología del edificio y la dinámica del mercado son factores que todo propietario ha de evaluar para entender la necesidad de adaptar un edificio antiguo al momento actual y con ello conseguir su potencial revalorización. Los costes asociados a la rehabilitación integral del edificio, no obstante, pueden ser cuantiosos y difícilmente asumibles por los propietarios.
La remodelación y actualización de espacios comunes del edificio como son vestíbulos, accesos y núcleos de comunicación es una alternativa rápida y económica de actualizar el inmueble sin incurrir en los elevados costes de una rehabilitación integral, resultando en efectos muy similares y aportando a su vez un valor añadido. Con estas actuaciones se conseguirá entre otros: (i) aumentar el status y precio del inmueble; (ii) hacer más visible la entrada desde la calle; (iii) actualizar el inmueble a las tendencias y criterios actuales; y (iv) aumentar la accesibilidad del portal.
El mercado de las oficinas. Renovarse o Morir
En los últimos años hemos sido testigos de la descentralización y relocalización de las oficinas y sedes de muchas empresas desde zonas tradicionalmente consideradas “prime” o “CBD”, situadas en el centro de las ciudades, hacia zonas de la periferia, de calidad espacial y arquitectónica suficientes y a precios mucho más asequibles.
La demanda de metros cuadrados de oficinas en el centro de las ciudades se ha reducido notablemente con lo que la diferenciación y modernización adquiere una relevancia capital para atraer a una demanda decreciente
Consecuencia de este efecto, la demanda de metros cuadrados de oficinas en el centro de las ciudades se ha reducido notablemente con lo que la diferenciación y modernización adquiere una relevancia capital para atraer a una demanda decreciente.
En la actualidad, nos encontramos con dos tipologías de edificios que requieren de actuaciones urgentes para hacer frente a este efecto migratorio e incrementar su valor. Por un lado nos encontramos con aquellos edificios construidos en los años 60 y 70, que fueron considerados modernos y punteros en el momento de su construcción pero que en la actualidad resultan obsoletos. Por ejemplo, en el área norte de Madrid (Castellana Norte) nos encontramos con este tipo de inmuebles. Estos edificios, construidos al albur de la expansión económica de la capital y símbolos de modernidad y desarrollo económico en su día, se encuentran en la actualidad obsoletos. No obstante y por encontrarse emplazados en la principal arteria financiera de la capital siguen resultado atractivos.
Este tipo de inmuebles son los más susceptibles de sufrir este tipo de intervenciones, para mantener o conseguir estatus. Por otro lado nos encontramos con edificios antiguos, con solera, construidos a principios de siglo en los que, a pesar de que en muchos casos una reforma de ciertos elementos comunes es conveniente, mantienen una imagen clásica, con un carácter propio inherente. Estos a diferencia de los mencionados anteriormente, no requieren de una intervención urgente, si bien es aconsejable para incrementar su valor.
Actualmente, y debido al momento económico que estamos viviendo con continuos episodios de reestructuraciones de personal, reorganizaciones empresariales y optimizaciones de costes, la relevancia de estas intervenciones es si cabe mayor para aumentar el atractivo de estos inmuebles.
Malos tiempos para los porteros
La imagen del portero físico en los portales es una imagen que poco a poco tiende a desaparecer consecuencia de la difícil situación macroeconómica que estamos atravesando.
Cerca de un 50% de los edificios considerados de alto “standing” presentan tanto una entrada representativa como servicios de portería o vigilancia
Es en edificios de oficinas donde la figura del portero tiene una mayor importancia ya que en numerosas ocasiones estos hacen las veces de conserjes o recepcionistas, gestionan la acreditación de visitas, se responsabilizan de los accesos y de la recepción de mercancías, y gestionan los servicios de seguridad y mantenimiento. En el ámbito residencial, las atribuciones de los porteros son menores con lo que se suele prescindir de sus servicios con más frecuencia salvo en aquellas comunidades consideradas de alto “standing” o aquellas en las que los propietarios no quieran prescindir de ellos por estar habituados a este servicio.
La aparición de empresas de gestión de fincas, con servicios de mantenimiento, limpieza y vigilancia ha permitido la externalización de este servicio con el consecuente abaratamiento del mismo y ha contribuido a ralentizar en cierta manera su desaparición. El coste, la facilidad, la flexibilidad y la fiabilidad de las empresas que ofrecen este tipo de servicios son las ventajas principales por las que en los distintos propietarios optan por esta alternativa.
Vestíbulos y porterías en datos
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