Alquilar nuestra vivienda es una decisión muy importante, que puede verse afectada por el estado o el aspecto que tenga nuestra casa en el momento de mostrarla a los futuros inquilinos. Tomar las decisiones correctas e invertir un poco de dinero en pequeñas reformas puede significar sacarle un mejor partido al alquiler y asegurarnos tranquilidad con nuestros arrendatarios.
El fin de todo alquiler de vivienda es obtener un beneficio, bien sea para hacer frente a la hipoteca de la misma o como fuente de ingresos para el propietario. Con una pequeña inversión en reformas podremos optimizar nuestra propiedad y lograr tres ventajas fundamentales:
Mayor rendimiento económico. Es decir, poder incrementar el beneficio anual que obtenemos por alquilar nuestra propiedad, con lo que recuperaremos lo invertido en la reforma de manera constante.
Aumentar el número de personas interesadas en la vivienda. Una vivienda en buen estado y con una reforma reciente se verá mucho mejor en las fotos y anuncios que uses como reclamo y atraerá un mayor número de potenciales inquilinos.
Conseguir inquilinos con mejor perfil y fiabilidad. Si tu casa está en perfecto estado, podrás optar a inquilinos de mayor ¨calidad”: personas interesadas en alquileres a largo plazo, con mayor nivel adquisitivo o que cuiden bien las propiedades que alquilan.
Una vez decididos a mejorar el aspecto de nuestra vivienda hay que centrarse en aquello que mayor rendimiento pueda darnos y resulte de más utilidad para los futuros inquilinos. Tampoco se trata de derribar la casa y hacerla de nuevo, es mejor ver con qué contamos y sacarle el máximo partido con la menor inversión posible. Observa lo que está en buen estado, qué puedes conservar y de qué conviene deshacerse.
Antes de iniciar la reforma conviene fijarse objetivos claros: ten en cuenta el perfil de inquilino al que aspiras y piensa si sería mejor ofertar la casa sin amueblar pero con mejoras estructurales y de confort, o si merece la pena invertir en amueblarla y dejarla lista para instalarse. Por regla general, considera que siempre es mejor una casa sin decorar pero que se vea recién reformada, que “decorarla” con muebles usados, de inquilinos anteriores o con piezas descabaladas, que, lejos de incrementar el valor del alquiler por el hecho de estar amueblada, afearán tu reforma y tu vivienda parecerá más antigua y sin actualizar. (Fuente: www.simaexpo.com)