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Históricamente se han realizado muchas definiciones precisas de lo que se entiende como rehabilitación, pero intuitivamente, para las personas ajenas el mundo de la construcción, el término «Rehabilitar´´ ha sido entendido como í«la devolución al edificio de las condiciones de servicio para las que una vez fue concebidoí, y si la tecnología lo permite, mejorar todos aquellos aspectos que pueden favorecer el confort de los ocupantes.
Ahora bien, en los últimos años, el concepto de «Rehabilitación´´ está cambiando, ya no sólo es necesario que el edificio tenga unas determinadas prestaciones de confort, accesibilidad, estética´´etc, sino que también se le exige, la capacidad de optimizar los recursos que se invierten en él, para que las prestaciones y servicios que el inmueble proporciona a los ocupantes tengan el menor impacto ambiental posible y se mantengan las mejores condiciones del ambiente interior.
Como se ha venido publicado constantemente, la mejora energética del edificio afecta directamente a la reducción de las emisiones de CO2, reguladas en el «Protocolo de Kyoto´´ y a la reducción de otros gases de efecto invernadero formuladas por el «Protocolo de Montreal.
En resumen, el diseño de una obra de rehabilitación que tenga en cuenta los elementos citados, mejoraría y minimizaría aquello que los más pesimistas aventuran: el «calentamiento global´´ y «cambio climático´´.
La Rehabilitación Sostenible en España
Todo esto ya es una realidad regulada en España. Lo que empezó con el Código Técnico de la Edificación (CTE) en septiembre de 2006, y que comenzó a ser de obligado cumplimiento a partir del Documento Básico de Ahorro de Energía (DB-HE), hoy lo continua la aprobación del Real Decreto 47/2007 por el que se pone en marcha el procedimiento básico para la Certificación de Eficiencia Energética. Esta certificación garantiza al usuario el conocimiento preciso del gasto energético del inmueble y aunque de momento sólo afecta a obras de nueva construcción, la exigencia térmica del CTE se extiende a aquellos edificios construidos de más de 1000 m2 en el los que se rehabilita más de un 25% de envolvente térmica. Como consecuencia, con el tiempo y la experiencia, estamos seguros de que la Certificación Energética se trasladará al mundo de la rehabilitación dando lugar a la Rehabilitación Sostenible.
Por lo tanto, la rehabilitación de un edificio no se debe plantear solamente cuando el confort en el interior no es adecuado, sino también cuando el gasto energético sobrepasa las barreras de lo razonable, y para eso hay que acometer acciones a distintos niveles: en la envolvente del edificio, en instalaciones de calefacción/refrigeración, en iluminación y producción de agua caliente sanitaria y en el propio suministro energético a partir de Energías Renovables.
La responsabilidad de calificar energéticamente un edificio recae, en primer lugar, sobre el proyectista y una vez construido el edificio, según el R.D. 47/2007 serán las Comunidades Autónomas quiénes se encarguen de comprobar si la calificación energética obtenida en el proyecto de obra coincide con la puntuación del edificio una vez terminado. El certificado tendrá una validez de 10 años, siendo las comunidades las responsables de establecer las condiciones específicas de renovación o actualización.
Estos mismos criterios de certificación, aunque no son obligatorios por la legislación vigente, podrían ser perfectamente válidos para mejorar la eficiencia energética de un edificio ya construido. De esta manera, se abren tres grandes frentes de actuación en el desarrollo de la rehabilitación energética: i) optimizar las instalaciones buscando los sistemas más eficientes, ii) proporcionar fuentes de energía limpias (y económicamente viables) y el último y más eficaz: la mejora de la envolvente del edificio para intentar minimizar las pérdidas de energía a través de ella.
El papel esencial del aislamiento en la eficiencia energética
Cuando hablamos de la envolvente del edificio, nos referimos a los cerramientos, la cubierta y toda parte de la «piel del edificio´´ en contacto con el exterior. Ésta debe cumplir unos requisitos fundamentales, que básicamente son: El control de la transmisión de calor (las ganancias y las pérdidas), el control de difusión de la humedad (vapor de agua), la ventilación y el tratamiento de los huecos. Para conseguir el buen funcionamiento de los cerramientos, potenciando las propiedades que hemos mencionado, el aislamiento cumple un papel fundamental.
A menudo, en obra de rehabilitación es difícil aumentar el espesor del aislamiento o colocarlo si carece de éste, por ejemplo, los muros son de una sola hoja y gran espesor, no existen cámaras de aire, etc. Por esto, una de las soluciones más usadas y con mayores posibilidades de éxito es incorporar el aislamiento por el exterior.
Los Sistemas de Aislamiento por el Exterior (SATE) son conocidos y regulados internacionalmente como ETICS (External Thermal Insulation Composite Systems). Aportan una capa de aislamiento estable y duradero (generalmente usando poliestireno expandido o EPS), capaz de mejorar notablemente la resistencia del cerramiento a la transmisión de energía, al mismo tiempo que aporta estabilidad y durabilidad a la fachada trabajando conjuntamente con un revoco de protección. Podemos ver un ejemplo de lo que puede ser una solución constructiva tipo en la imagen.
Estas soluciones están avaladas por la normativa europea que se puede consultar en la tabla adjunta.
Desde ANAPE (Asociación Nacional del Poliestireno Expandido) se está trabajando en un Documento Reconocido específico para soluciones de aislamiento por el exterior y así complementar los Documentos Básicos del Código Técnico de la Edificación en este tipo de soluciones.
El ahorro energético en edificación es un objetivo prioritario, no sólo en nuestro país sino en toda Europa. La rehabilitación es una de las asignaturas pendientes en el Plan Nacional de Ahorro Energético y desde ANAPE queremos colaborar aportando soluciones viables para hacer de la Rehabilitación Sostenible una realidad.
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