En el presente artículo, le explicamos el sistema del “cebo”, una nueva técnica para incrementar el número de ventas y alquileres de inmuebles y cuya aplicación está teniendo gran éxito, según han podido constatar nuestros redactores.
• Debido a los antecedentes inmediatos, el comprador decide comprar o alquilar, en un porcentaje que supera en cerca de un 30%, frente a una oferta que se plantea sin haber utilizado el sistema CEBO.
• Cuanto más gente entra en el establecimiento, más se vende. El cebo consigue que entre más gente y, en consecuencia, que se venda más.
TEXTO DEL ARTÍCULO
En época de crisis, los agentes de nuestro sector no dejan de pensar en sistemas para conseguir vender y alquilar inmuebles. Es cierto que este objetivo también es el principal en épocas de bonanza económica, pero ahora, en crisis profundas como la que nos toca vivir, el ingenio se agudiza para captar a los pocos clientes que muchos deben compartir.
Un ejemplo de nuevo sistema aplicado por algunos vendedores y arrendadores de inmuebles, para captar clientes, es el sistema, que llamaremos CEBO. Su aplicación es realmente sencillo y sus resultados altamente positivos, según han podido comprobar diversos redactores de nuestro equipo en diferentes ciudades.
El sistema CEBO, tiene su inspiración remota en el sector de la alimentación. A nadie extraña ver publicidad de centros de alimentación en los que se ofertan ciertos productos a precios altamente atractivos por su reducido importe. El objetivo principal, no es que el cliente entre en el centro de alimentación en busca de ese producto ganga, sino que una vez dentro, además de comprar el producto ganga, compre los otros productos que ya no tienen ese precio tan bajo, productos donde realmente el empresario obtiene el beneficio. El cebo ha conseguido que el cliente entre en nuestro territorio y quede sometido a la presión de nuestra acción de venta. Cuanto más gente entra en el establecimiento, más se vende. El cebo consigue que entre más gente y, en consecuencia, que se venda más.
Esta técnica, se trasplanta ahora al sector inmobiliario, pero con una importante diferencia, que consiste nada más ni nada menos, en que, en este sector, se aplica sin que exista realmente el producto ganga. En el sector de la alimentación el producto ganga, puede ser un bote de guisantes, una botella de aceite, etc.; en el inmobiliario, este debería ser un piso, un local, una plaza de garaje etc. Es obvio que la diferencia entre el valor de unos y otros es radical y, por ello, los que aplican esta técnica en el sector inmobiliario, lo que hacen es anunciar el producto ganga aún cuando no lo tienen.
El procedimiento es el siguiente: publicitan en un periódico, en un cartel del escaparate de la inmobiliaria, en una valla, en una cuña de radio, etc. una oferta de venta o alquiler de un inmueble, cuyo precio está muy por debajo de la media del mercado.
Esta oferta genera un incremento de los potenciales clientes que contactan con el vendedor para interesarse por el contenido del anuncio. A estos clientes siempre se les dice lo mismo: “qué lástima lo acabamos de vender o alquilar, pero no se preocupe tengo otras ofertas magníficas”. El potencial cliente, entra en ese momento, a valorar esas otras ofertas, predispuesto a comprar o alquilar, ya que tiene la impresión de que la persona que le está ofertando el inmueble, es capaz de ofertarle (tiene constancia) inmuebles a precios realmente buenos, tan buenos que enseguida se pierde la oportunidad de comprarlos o alquilarlos, por la gran demanda que tienen.
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