Desde el año 2006 y, aproximadamente hasta el 2009, fueron miles las familias que se embarcaron en la aventura de las hipotecas multidivisa. En ese momento, se trataba de un producto cuyo reclamo para los bancos era que estaba exento del pago del euríbor. Ahora, el problema lo encontramos en que los bancos han ocultado las previsiones que había en relación con la evolución de los tipos de cambio en aquellos años y de su terrible impacto en la hipoteca. De este modo, este producto, en su momento estrella, está afectando al derecho a una vivienda digna.
Incluso el Tribunal Supremo se ha pronunciado y varias ocasiones, reconociendo que las hipotecas multidivisa no son simples préstamos hipotecarios, sino auténticos instrumentos de inversión. Así, se concluye que los bancos no cuidaron de los intereses de sus clientes como si fueran los propios. Además, el riesgo de revalorización de la divisa era inminente y a nivel mundial los bancos anticipaban que la fortaleza del euro era artificial y temporal.
No obstante, los bancos no compartieron esta información con los afectados por este tipo de hipotecas. La consecuencia de todas estas negligencias profesionales ha sido el extraordinario incremento del endeudamiento familiar. Endeudamiento que, por otro lado, está poniendo en riesgo la propia vivienda y cuyos desorbitados importes resultan impagables con los recursos económicos que la mayor parte de los hipotecados tendrán de por vida.
En conclusión, se trata de un producto financiero muy complejo y de difícil entendimiento por parte de los consumidores. Por tanto, se considera que está afectando al derecho a la propiedad de una vivienda digna reconocido en el Art. 47 de la Constitución Española y el Art. 17.1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.