Por Redacción.
El desarrollo de cualquier actividad profesional, va produciendo a lo largo de los años, ya sea por necesidad, por simplicidad o sencillamente porque los elementos, actividades y/o herramientas lo requieren, un lenguaje muy concreto y especifico, que dentro del entorno en el que se aplica es sencillo, claro y muy útil, ya que generalmente lo que hace entre otras cosas es establecer un nombre propio a cada uno de los elementos que pueden componer esta actividad.
1. Introducción
Esta reflexión, que en principio se puede considerar como muy obvia además de conocida y asumida por todos, comporta algo que a fuerza del uso hemos ido asumiendo, un vocabulario, que al tiempo que nos enriquece y facilita el desarrollo de ciertas actividades económicas y sociales, también es cierto que en ocasiones nos puede llevar a confusiones. Me permito hacer referencia a cualquier profesión, ya sea de las más antiguas como la agricultura, ganadería, las relacionadas por el mar, carpinteros, etc., con un sinfín de nombres concretos tanto para las diferentes labores que desarrollan, como para la multiplicidad de herramientas que utilizan, también es cierto que en general tampoco nos afecta de forma directa, salvo las personas que puedan estar más o menos relacionadas con alguno de estos u otros colectivos, pero también es cierto que cada vez más, hay unos sectores que se están integrando en la vida cotidiana con un lenguaje propio, lo que puede comportar confusiones y/o desconocimiento, y tal vez uno de los más significativos por la relación directa actualmente con casi todos los colectivos, sea el sector financiero.
2. El vocabulario de las hipotecas
Ante esta situación, deberíamos preguntarnos, la cantidad de dudas (pequeñas o grandes) que se producen en ocasiones, cuando una persona se acerca al mundo de las finanzas a través de la solicitud de una hipoteca y comienza a recibir información con palabras como “tipo efectivo”, interés nominal”, cuotas constantes, etc. El desconocimiento de esta terminología, no hace que en ningún momento se carezca de la información necesaria, ya que tanto las entidades de crédito (bancos y cajas), como la propia normativa legal, tiene previsto un alto nivel de información de las condiciones en las que se propone la contratación del préstamo, pero sí que obliga en ocasiones debido a la falta de práctica en la utilización de este lenguaje a un pequeño esfuerzo de atención, y porque no aceptarlo, también en ocasiones, en dudas de haberlo entendido bien.
No se trata de explicar lo que ya sabe cualquier persona que se acerca a solicitar una hipoteca, y por supuesto mucho menos a los agentes que intervienen en tantas ocasiones en facilitar la venta y compra de una vivienda, pero sí, al menos, esta ha sido la reflexión que me ha hecho un conocido que había pasado recientemente por la “experiencia” según él, de comprar un piso y firmar una hipoteca, de la necesidad de un pequeño “diccionario básico” de terminologías que fuese bien para, desde un primer momento sin necesidad de preguntas aclaratorias, conocer y entender los términos más corrientes.
Por mi parte, pretender hablar de un diccionario, además de fuera de lugar, me parece que otros deben ser quienes acometan esta función (que por otra parte ya existen), pero sí creo que un repaso a través de las diferentes fases del proceso y algunos de los términos más usados, o tal vez interesantes, podría al menos satisfacer el deseo de este amigo, y espero que también a otras personas que puedan encontrarse en su lugar.
La solicitud de un préstamo hipotecario (hipoteca), a una entidad de crédito (banco o caja), comienza cuando se establecen las condiciones del mismo, las cuales podríamos establecer en dos grupos.
2.1. Importe del préstamo
En primer lugar el importe del préstamo, éste se define y resuelve a partir del valor de:
• la tasación (valoración de la vivienda que se pretende hipotecar, efectuada por una sociedad tasadora homologada por el Banco de España e inscrita en un registro especial en el Ministerio de Hacienda) sobre la que se establece
• un porcentaje se aplica un nivel máximo de financiación (%) sobre este valor, que establece el importe de la futura hipoteca.
2.2. Condiciones financieras
El segundo bloque, cuando se establecen las condiciones financieras, es la fase más importante desde el punto de vista de los costes económicos que ha de soportar el hipotecante (generalmente el comprador de la vivienda), en este entorno, es cuando se define:
• El plazo de la hipoteca. El tiempo máximo que se establece para el pago del préstamo.
• El periodo de carencia. En ocasiones se establece un tiempo durante el cual no se pagará deuda, tan solo intereses que ésta va generando.
• El establecimiento de las cuotas. Es el importe que se ha de pagar periódicamente (mensual, trimestral, etc.) entre capital e intereses.
• Amortización. Del importe total de la cuota mensual una parte corresponde a los intereses generados y el resto se utiliza para rebajar el importe de la deuda.
• Periodo de amortización. Plazo de tiempo establecido para el pago total de la deuda.
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