El desarrollo de cualquier actividad profesional, va produciendo a lo largo de los años, ya sea por necesidad, por simplicidad o sencillamente porque los elementos, actividades y/o herramientas lo requieren, un lenguaje muy concreto y especifico, que dentro del entorno en el que se aplica es sencillo, claro y muy útil, ya que generalmente lo que hace entre otras cosas es establecer un nombre propio a cada uno de los elementos que pueden componer esta actividad.Esta reflexión, que en principio se puede considerar como muy obvia además de conocida y asumida por todos, comporta algo que a fuerza del uso hemos ido asumiendo, un vocabulario, que al tiempo que nos enriquece y facilita el desarrollo de ciertas actividades económicas y sociales, también es cierto que en ocasiones nos puede llevar a confusiones. Me permito hacer referencia a cualquier profesión, ya sea de las más antiguas como la agricultura, ganadería, las relacionadas por el mar, carpinteros etc. con un sinfín de nombres concretos tanto para las diferentes labores que desarrollan, como para la multiplicidad de herramientas que utilizan, también es cierto que en general tampoco nos afecta de forma directa, salvo las personas que puedan estar más o menos relacionadas con alguno de estos u otros colectivos, pero también es cierto que cada vez más, hay unos sectores que se están integrando en la vida cotidiana con un lenguaje propio lo que puede comportar confusiones y/o desconocimiento, y tal vez uno de los más significativos por la relación directa actualmente con casi todos los colectivos, sea el sector financiero.
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