Por Miquel Pla i Lozano. Socio-Fundador de www.certificados-energeticos.org
Desde el pasado 1 de junio es exigible, para todas las compraventas y arrendamientos, la aportación del certificado energético de la vivienda. El resultado de dicho certificado depende del análisis por parte del técnico de múltiples factores que inciden en el mayor o menor consumo de energia y entre todos ellos uno determinate: la envolvente del edificio
El Certificado de eficiencia energética de un inmueble valora las cantidades de CO2 emitidas así como la cantidad de energía necesaria para mantener unas condiciones de confort térmico en su interior. Es decir, el Certificado de eficiencia energética mide la eficiencia de una vivienda en cuanto a su consumo energético y califica a dicha vivienda en una escala de la A (mejor calificación energética) a la G (pero calificación energética). A peor calificación energética, peor eficiencia en el consumo energético, más gasto de energía y por tanto mayor gasto económico.
¿Qué factores son los que determinan y más influyen en la calificación energética que obtiene una vivienda o un inmueble en general?
Aquellos factores con más influencia en el resultado de la calificación energética, serán a los que el técnico deberá prestar mayor atención. Un error en uno de los factores importantes podría modificar sensiblemente el resultado final de la calificación energética del inmueble.
Si el Certificado de eficiencia energética, mide la eficiencia con la que se consume energía en una vivienda, determinemos cómo se consume la energía y descubriremos los factores más influyentes en el resultado de la calificación energética.
A más superficie de fachadas y cubiertas, más intercambio de calor entre interior y exterior y por tanto más gasto energético. Así, un dúplex tendrá peor calificación energética que un piso en planta, ya que dispondrá de mayor superficie de fachadas y cubiertas en contacto con el exterior, y por tanto, de mayores “fugas” de energía
En lo primero que se puede pensar es en las instalaciones de climatización (calefacción y aire acondicionado) y en el agua caliente sanitaria, que aportan energía térmica a partir del consumo de gas y/o electricidad. Profundizando en el asunto, podemos ver que parte de la energía que aportan estas instalaciones de climatización para mantener una temperatura de confort estable en la vivienda se pierde a través de la envolvente de la vivienda. La envolvente de un inmueble está formada por las paredes exteriores (fachadas), techo (cubierta) y puertas y ventanas exteriores (cerramientos).
Si disponemos de una “mala” envolvente, será necesario consumir más energía para mantener la vivienda caliente en invierno y fría en verano. Sin duda, podemos afirmar que la envolvente repercutirá de forma determinante en el gasto de energía. Si analizamos los resultados que ofrecen los programas informáticos que calculan la calificación energética, podemos afirmar, que las características de la envolvente de un inmueble es uno de los factores que más influyen en la eficiencia energética.
Por tanto, los técnicos dedicados a la certificación energética deben prestar especial atención a definir correctamente la envolvente de un inmueble, los elementos que la integran y las consecuencias de sus características en el consumo de energía.
Inicialmente hablaremos de la superficie de la envolvente. A más superficie de fachadas y cubiertas, más intercambio de calor entre el interior y el exterior y por tanto más gasto energético de la vivienda. A modo de ejemplo, para dos viviendas con idéntico sistema constructivo y metros cuadrados, orientación y ubicación, un dúplex tendrá peor calificación energética que un piso en planta, ya que el dúplex dispondrá de mayor superficie de fachadas y cubiertas en contacto con el exterior, y por tanto de mayores “fugas” de energía.
Además de definir la superficie de la fachada, es importante definir el aislamiento que proporciona la envolvente. Dada la finalidad del certificado energético y el baremo de honorarios que se barajan en el mercado, la utilización de equipos de medida específicos (como las cámaras térmicas) o la realización de catas, queda totalmente descartado para la mayoría de casos. Por tanto, para definir las características de la envolvente y por tanto el aislamiento que proporciona, los técnicos nos tendremos que basar en la información visual durante la visita a la vivienda, la obtenida a partir la antigüedad de la vivienda (que podemos obtener, por ejemplo, del Catastro) que nos permitirá deducir averiguar las soluciones constructivas más empleadas en la época de construcción de la vivienda y la normativa a la que se dio cumplimiento.
Otros elementos que integran la envolvente son los cerramientos: las puertas y ventanas por las que se puede perder energía. Por tanto cuando el técnico acuda al inmueble a tomar las medidas y los datos necesarios para elaborar el certificado energético, tendrá que tener especial cuidado a la hora de definir puertas y ventanas que den al exterior.
Habrá que considerar para puertas y ventanas: sus dimensiones, si disponen de doble acristalamiento, si los montantes tienen rotura de puente térmico, si hay persianas, etc. Como factor complementario a los cerramientos se encuentra el patrón de sombras creado por los objetos que se interponen entre la radiación solar exterior y los cerramientos de la envolvente. El patrón de sombras debe definirse de forma muy rigurosa, ya que puede afectar tanto positiva como negativamente en la calificación energética.
Para puertas y ventanas son determinantes, entre otras: sus dimensiones, si disponen de doble acristalamiento, si los montantes tienen rotura de puente térmico o si hay persianas.
Para definir correctamente el patrón de sombras se tendrá en cuenta la orientación del inmueble y se medirán tanto la distancia como la elevación de los diferentes obstáculos. Según el emplazamiento del inmueble, puede resultar difícil realizar dichas mediciones in situ, por lo que puede ser recomendable en algunos casos, un estudio previo a la visita con las diferentes herramientas informáticas a nuestra disposición: sede electrónica del catastro, Google Maps o Earth. Mediante este estudio previo se podrá tener una idea de los edificios que circundan nuestro inmueble e incluso medir distancias reales para complementar la información durante la visita.
Como ya hemos dicho, la envolvente (formada por la fachada, la cubierta y los cerramientos de sus huecos) es el factor más influyente en la calificación energética de una vivienda. La envolvente está relacionada con la pérdida de la energía que se consume. En cambio, las instalaciones de aire acondicionado, calderas de calefacción o agua caliente sanitaria están relacionadas con la aportación de energía a la vivienda y aunque no son un factor tan decisivo como la envolvente, el técnico deberá comprobar su antigüedad, sus características, su estado de mantenimiento, lo que nos permitirá calcular su consumo energético e incorporarlo en el cálculo de la eficiencia energética.
Cuando no es posible la medición in situ, es recomendable un estudio previo a la visita a través de la sede electrónica del catastro, Google Maps o Earth que permite incluso medir distancias reales
Como concusión, podrían considerarse las instalaciones como aportación de energía y la envolvente como gasto de energía. La calificación energética de un inmueble se obtiene a partir de la relación entre la aportación y el gasto de energía. No obstante, una construcción con una envolvente de gran calidad, podría llegar a no necesitar cierto tipo de instalaciones.
Por el contrario, aun disponiendo de una maquinaria muy eficiente, para compensar una envolvente mediocre, tendríamos que realizar una importante aportación energética que nos haría bajar la calificación. Por tanto, especial atención a la envolvente.
#ads1{display: none !important;}
#ads2{display: none !important;}
#ads3{display: none !important;}
#ads4{display: none !important;}
/*.code-block {display: none !important;}*/
#economist-inarticle{display: none !important}
#publicidad{display:none;}
#cortardivhglobal{display: none !important;}
¿Quieres seguir leyendo?
Suscríbete a la Revista Inmueble desde