La Baubiologie
(Biología del hábitat Bioconstrucción: preguntas y respuestas
Cuando hablamos de Bioconstrucción en sentido profundo e integrador, no nos estamos refiriendo a una materia estrictamente delimitada que pueda ser fragmentada o subordinada a otras disciplinas. Se trata de una especialidad que necesita desarrollarse de forma autónoma, ya que tiene ese carácter interdisciplinar, general, holístico y, por tanto, genérico. En definitiva, una propuesta de futuro con más de 40 años de historia, para un sector tan importante y complejo como el de la construcción, la vivienda y el urbanismo; una propuesta de futuro centrada en la vida, centrada en la persona y en su relación con el entorno más inmediato.
1. El concepto: ¿qué es la Bioconstrucción?
Quizá dentro de unos años, en un futuro no muy lejano, alguno de nuestros hijos, o nietos, pueda estudiar en una universidad europea, americana o, ¿por qué no?, también española, una carrera cuyo título sea biología del hábitat, baubiologie, biología de la construcción o simplemente bioconstrucción.
El concepto genuino del tema se genera a partir del término baubiologie que acuñó el profesor Anton Schneider en los años 70. Después de más de 30 años de innumerables experiencias, trabajos e investigaciones, el IBN alemán (Institut für Baubiologie + Oekologie Neubeuern) fundado por el profesor Schneider, acumula un bagaje de integridad y de fidelidad a unos principios básicos, que lo sitúan como referencia mundial en este campo. Han sido tres décadas de intensa actividad, de progresión técnica y experimental, de avances significativos y también de algunos desengaños; una lucha tenaz y a menudo contra corriente, pero siempre en la dirección del servicio ciudadano y de la responsabilidad social, con la finalidad última de incorporar definitivamente al mundo de la arquitectura y la construcción, unos conceptos tan valiosos y universales como la salud (humana y del planeta) y la armonía con la naturaleza.
Durante estos años más de 7.000 personas (arquitectos, ingenieros, médicos, naturópatas, etc.), han seguido el curso a distancia del IBN y se han introducido en este ámbito apasionante de la Baubiologie que, de un modo u otro, a medida que uno lo va conociendo, te seduce y te acaba por cambiar la vida. El curso se ofrece no sólo en Alemania, sino también en Austria, Suiza, Italia, Estados Unidos y, desde hace más de un año, en España, donde lo están cursando unos 100 alumnos en las tres primeras ediciones puestas en marcha hasta el momento. Las previsiones son ofrecerlo igualmente en seis meses en Argentina, Chile y Bolivia, y posteriormente en Colombia y México. Del mismo modo hay profesionales por todo el mundo que desarrollan los criterios de Bioconstrucción y otras entidades que los impulsan en diversos países como Japón, Rusia, Australia o Canadá.
Ahora bien, en una época en qué las palabras, los términos y los conceptos, pierden muchas veces su sentido, a causa de una utilización desajustada o por lo menos poco rigurosa, valdría la pena antes que nada precisar el concepto. Porque hemos visto con suma rapidez como se han ido diluyendo, perdiendo fuerza y frescura, conceptos tan interpelantes como sostenibilidad o construcción sostenible. Tampoco ha ayudado mucho en este contexto la profusión de términos paralelos o similares en ámbitos muy cercanos (ecoarquitectura, construcción ecológica, bioarquitectura, construcción saludable, arquitectura bioclimática y muchos otros) que como mínimo harían necesario un glosario consensuado.
La Bioconstrucción es una materia con más de 40 años de historia, que tiene sus raíces en los conceptos más genuinos de cultura arquitectónica, y que se proyecta con fuerza hacia un próximo futuro
Entonces, ¿de qué estamos hablando realmente? ¿qué entendemos por Bioconstrucción? Según el IBN: “La biología de la construcción (bioconstrucción) estudia las relaciones holísticas del ser humano con su entorno edificado residencial y laboral”. Esta definición nos sitúa ante dos términos fundamentales para comprender la riqueza y el alcance del concepto de Bioconstrucción, entendido como traducción de la Baubiologie:
Por un lado biología de la construcción; es decir la ciencia de la vida que relaciona esos tres importantes términos: bios (vida, naturaleza, vitalidad), logos (ciencia, palabra, creación, totalidad, unidad) y construcción (casa, piel, hogar, cobijo, vivienda, protección)
Por otro lado el término holísticas, que encierra el sentido de totalidad y de integración; una visión transversal y de conjunto a la vez que implica la importancia del todo (más grande que la suma de las partes) y al mismo tiempo de la interdependencia de esas partes.
De modo que cuando hablamos de Bioconstrucción en ese sentido profundo e integrador no nos estamos refiriendo a una materia estrictamente delimitada que pueda ser fragmentada o subordinada a otras disciplinas. Se trata de una especialidad que necesita desarrollarse de forma autónoma, ya que tiene ese carácter interdisciplinar, general, holístico y, por tanto, genérico. Se trata en definitiva de una propuesta de futuro para un sector tan importante y complejo como el de la construcción, la vivienda y el urbanismo; una propuesta de futuro centrada en la vida, centrada en la persona y en su relación con el entorno más inmediato. No estamos por consiguiente ante un término más de los que van apareciendo o circulando de forma constante o que se puedan asimilar a una moda pasajera; bien al contrario nos estamos refiriendo a una materia con más de 40 años de historia, que tiene sus raíces en los conceptos más genuinos de cultura arquitectónica, y que se proyecta con fuerza hacia un próximo futuro.
2. La necesidad: ¿por qué hay que aplicar criterios de Bioconstrucción?
La siguiente pregunta a plantearnos sería: ¿por qué es tan importante hoy hablar de Bioconstrucción?, o dicho de otro modo: ¿por qué habría que aplicar los criterios de la Bioconstrucción y considerar así que se trata de una opción real o incluso la alternativa de futuro para el sector de la construcción?
La respuesta tendría que ser fruto de un análisis honesto de la realidad actual. Citando textualmente al IBN: “Si en el centro de la actividad de construir, habitar y urbanizar estuviera el ser humano –es decir, su salud, su dignidad y su bienestar espiritual, mental, físico y social-, en lugar de las exigencias técnico-físicas, económicas y arquitectónicas, entonces sería lo más normal del mundo que los principios de la Bioconstrucción se aplicaran en todos los ámbitos de la construcción”. Es evidente que en el complejo mundo de la actividad de construir (incluyendo desde la propia fabricación y distribución de materiales, hasta el diseño, ejecución, comercialización y utilización de los bienes inmuebles) no se tienen en cuenta todavía del modo que sería necesario los efectos resultantes sobre la salud humana.
Los ámbitos de la salud y la construcción se encuentran demasiado separados; esto es especialmente grave ya que más de un 90 % de nuestro tiempo, es decir de nuestra existencia, lo pasamos en un entorno edificado, y porque sabemos también, -cada vez de una manera más alarmante-, las incidencias que este entorno tiene sobre nuestra salud.
Es evidente que en el complejo mundo de la actividad de construir no se tienen en cuenta todavía del modo que sería necesario los efectos resultantes sobre la salud humana
Nadie puede negar las influencias ambientales sobre los seres vivos; todos experimentamos los potentes efectos que unos simples cambios meteorológicos nos producen. Sin entrar en las graves implicaciones que para nuestro futuro, ya a medio plazo, están suponiendo los datos referentes a la problemática del cambio climático, conocemos perfectamente hasta qué punto la flora y la fauna (y el ser humano con ellas) dependen del clima. Del mismo modo sabemos ya que no nos son indiferentes los materiales y la composición de ese entorno próximo que nos envuelve.
Quizá no fuera importante el conocimiento de esos aspectos biológicos en el pasado, cuando se utilizaban de forma casi exclusiva materiales de construcción naturales, pero desde hace más de medio siglo, con la profusión de elementos y productos sintéticos, fabricados artificialmente, junto con nuevos sistemas, equipamientos e instalaciones, se ha llegado a una situación completamente nueva.
La construcción moderna, además de los impactos ambientales (casi completamente reconocidos y evaluables, aunque no corregidos ni mitigados), comporta también una grave irrupción en el sistema biológico; se trata de un factor importante a reconocer en el ámbito de la salud ambiental, ya que se producen y detectan cada vez más enfermedades ambientales y domésticas.
Algunos estudios científicos, después de investigar numerosos inmuebles, ya han probado que en determinados lugares o edificios los seres humanos, los animales o las plantas enferman. Existen diversos elementos, circunstancias o condiciones, científicamente comprobados, que provocan en mayor o menor grado problemas físicos, alteraciones biológicas e incluso enfermedades; por citar sólo algunos de ellos:
perturbaciones geobiológicas (distorsiones del campo magnético terrestre, venas de agua subterránea, fallas y grietas geológicas) y bioarquitectónicas (elementos, materiales y diseños agresivos o contaminantes),
espacios de vivienda o trabajo sin la necesaria incorporación de aire fresco de 30 a 60 m3 /hora por persona, a causa de cerramientos herméticos,
ambientes interiores con una humedad relativa muy baja, del 25 al 30 % en invierno,
presencia de productos químicos peligrosos en materiales de construcción, colas o productos de tratamiento superficial, que emiten vapores insalubres en los espacios interiores,
radioactividad y presencia de gas radón en algunos materiales o zonas de las viviendas,
clima eléctrico insalubre (cargas electrostáticas, ionización unilateral o campos electromagnéticos alternos) en muchas viviendas, escuelas y lugares de trabajo, a causa del uso generalizado de plásticos y pinturas de resinas sintéticas,
carencia de la necesaria aportación de luz ultravioleta, por unos acristalamientos convencionales excesivamente reflectantes,
un cierto urbanismo despersonalizado y salvaje, con grandes bloques de viviendas antinaturales, en entornos degradados y de marginación social.
Además por desgracia estos factores negativos no acostumbran a incidir por separado, sino de forma combinada y superpuesta, llegando a producir el llamado “estrés residencial”, que debilita el sistema inmunitario y la vitalidad del organismo. Una peligrosa situación que sólo puede modificarse mediante un enfoque biológico holístico de la construcción y de todos sus componentes, elementos y sistemas asociados.
De ahí que sea cada vez más urgente incorporar esos criterios relacionados con la salud en el mundo de la construcción, en el ámbito inmobiliario y en el entorno urbanístico, residencial y laboral especialmente. Si hay una cosa que tienen clara el hombre y la sociedad modernos, es la importancia de la salud, como parte fundamental del bienestar personal y del desarrollo social.
La Bioconstrucción puede suponer un incremento del coste inicial entre un 5 % y un 10 % respecto a una construcción convencional, sin embargo, hay multitud de ejemplos en sentido contrario que, corroboran que es posible construir incluso más barato
3. El profesional: ¿quién puede ser especialista en Bioconstrucción?
El especialista en Bioconstrucción, a partir del propio compromiso personal, es el profesional que contribuye tanto a la construcción de edificios sanos y económicos, como a la creación de las condiciones necesarias para ello, en el marco de su actividad o especialización. Se trata del técnico o profesional (arquitecto, ingeniero de edificación o de cualquier especialidad, constructor, promotor, médico, asesor energético, periodista, proveedor de materiales de construcción, técnico de medición, médico, naturópata, asistente sanitario o incluso agente inmobiliario) que, desde su formación complementaria en este ámbito, adquiere un perfil que le permite:
Contemplar de forma global la casa y su equipamiento, así como la urbanización, en primer lugar como un organismo arquitectónico en relación holística con los habitantes y el entorno residencial.
Desarrollar la conciencia, entendida como responsabilidad profesional y social, de que en el centro de la construcción y la vivienda debe situarse el bienestar, la salud y la dignidad de la persona.
Evaluar, proyectar, instalar y habilitar casas, viviendas y lugares de trabajo de acuerdo con los principios de la Bioconstrucción y la ecología.
Fomentar métodos de construcción económicos.
Fomentar el trabajo manual y por tanto la creación de puestos de trabajo más humanos.
Es indudable que nos encontramos ante un perfil profesional de futuro, ya que se va a hacer necesario dar respuesta a una demanda de especialización en este campo, desde las diversas profesiones enunciadas e incluso muchas más, con un largo recorrido por delante en cuanto a investigación y experimentación. Si cada vez es mejor valorado y se hace casi imprescindible el trabajo en equipos multidisciplinares, es evidente que el especialista en Bioconstrucción va a tener un lugar destacado en el desarrollo y gestión del proceso constructivo del próximo futuro.
Teniendo en cuenta que la crisis profunda y dilatada del sector de la construcción ha de suponer una revisión de los paradigmas que han hecho posible en un pasado tan cercano el crecimiento y explosión de una burbuja inmobiliaria como la que hemos vivido, se hace todavía más necesario reflexionar en profundidad sobre los modelos utilizados. No se puede reactivar el sector tomando como base al modelo que nos ha llevado hasta aquí. Es el momento de plantearse una reconversión a fondo del sector, de la actividad constructora e incluso de los modelos de planificación urbanística.
En estos aspectos es donde la Bioconstrucción, la biología del hábitat, puede y debe aportar importantes directrices:
para incorporar definitivamente la responsabilidad ambiental, que es también responsabilidad social, en las actividades de todos y cada uno de los agentes que intervienen en un sector tan impactante
para vencer tantas inercias acumuladas por un desarrollo tan insensato y especulativo como carente de planificación, de investigación y de equilibrio ecológico
para centrar en el ser humano, en su salud integral, el objetivo de la arquitectura y la construcción.
El reto es inmenso, pero la oportunidad es aún mayor.
4. La base: ¿cuáles son los principios fundamentales de la Bioconstrucción?
Es hora entonces de centrar la atención en los fundamentos de la Bioconstrucción, en lo que podrían ser los auténticos “pilares de la tierra” de la biología del hábitat. El instituto alemán IBN, con la experiencia de estos años, los ha recogido en 25 reglas básicas que pueden ser la mejor orientación para los profesionales y promotores del sector de la construcción:
Veinticinco reglas básicas de la bioconstrucción
Materiales de construcción e insonorización
1. Materiales naturales y no adulterados
2. Materiales inodoros o de olor agradable que no emitan sustancias tóxicas
3. Materiales de baja radioactividad
4. Protección acústica y antivibratoria orientada a las personas
Ambiente interior
5. Regulación natural de la humedad atmosférica interior mediante el uso de materiales higroscópicos
6. Minimización y disipación rápida de la humedad de la obra nueva
7. Proporción equilibrada de aislamiento térmico y acumulación de calor
8. Temperaturas óptimas de las superficies y del aire ambiente
9. Buena calidad del aire ambiente gracias a una renovación natural
10. Calor radiante para la calefacción
11. Alteración mínima del entorno de radiación natural
12. Ausencia de campos electromagnéticos y ondas de radio en expansión
13. Reducción de la presencia de hongos, bacterias, polvo y alérgenos
Medio ambiente, energía y agua
14. Minimización del consumo de energía aprovechando al máximo fuentes de energía renovables
15. Materiales de construcción procedentes, preferiblemente, de la región y que no favorezcan la explotación abusiva de materias primas escasas o peligrosas
16. Prevención de problemas para el medio ambiente
17. Calidad óptima posible del agua potable
Interiorismo
18. Respeto de dimensiones, proporciones y formas armoniosas
19. Condiciones naturales de luz, alumbrado y colorido
20. Aprovechamiento de los conocimientos de fisiología y ergonomía en la decoración y el equipamiento del espacio interior
Solar
21. Ausencia de perturbaciones naturales y artificiales en el solar
22. Viviendas alejadas de fuentes de emisiones contaminantes y ruidos
23. Método de construcción descentralizado y flexible en urbanizaciones ajardinadas
24. Vivienda y entorno residencial, muy relacionados con la naturaleza, dignos y compatibles con la vida familiar
25. Ausencia de secuelas sociales negativas
Se trata de criterios claros y precisos, con una formulación directa y sencilla, pero cuyas consecuencias e implicaciones respecto a las características convencionales de la construcción habitual son muchas y muy profundas. La aplicación de estos criterios tiene importantes repercusiones, entre otros, en los siguientes temas:
Los materiales de construcción
Hay que constatar en primer lugar y de un modo genérico que los materiales convencionales más utilizados tienen un alto coste energético, elevado impacto ambiental y/o efectos negativos para la salud, como por ejemplo:
o Hierro, que altera el campo magnético natural
o Aluminio, que no perjudica la salud pero tiene costos ambientales muy altos
o Cobre, que puede llegar a producir óxidos tóxicos en conductos de agua
o Cemento y hormigón, con buenas cualidades técnicas, pero pobres cualidades bióticas
o Aislantes de espuma de poliuretano, fibra de vidrio y poliestireno, que impiden la transpiración de las paredes, desprenden partículas nocivas o acumulan electricidad estática
Habría que evitar una serie de componentes nocivos, que por desgracia son muy habituales en determinados productos:
o Asfalto y alquitrán (en pinturas y láminas impermeabilizantes)
o Formaldehido e isocianatos (en colas, lacas y aglomerados)
o Lindano, tolueno y pentaclorofenol (en pinturas y protectores de la madera)
o Fenol (en resinas, colorantes y desinfectantes)
o Cloruro de polivinilo (PVC) (en cerramientos, tubos, instalaciones y revestimientos)
¿Así pues, cuáles serían los criterios generales a tener en cuenta en la elección de productos y materiales de construcción?:
o Evitar materiales contaminantes y de alto coste energético
o Utilizar materiales autóctonos y de bajo coste ambiental
o Priorizar los materiales con cualidades bióticas:
• Naturales, poco elaborados
• Saludables, libres de toxicidad o radioactividad
• Perdurables, con buen nivel de durabilidad
• Reciclados o reciclables, reutilizables o biodegradables
• Transpirables, permeables al vapor de agua y al aire
• Higroscópicos, capaces de absorber, retener y evaporar de nuevo la humedad
Y en este sentido, ¿qué posibilidades generales reales tenemos?:
o Utilización de la madera, libre de tratamientos tóxicos y procedente de gestión forestal sostenible
o Yeso natural y cal, materiales con muchas aplicaciones y grandes propiedades bióticas, descartando substitutos sintéticos y artificiales
o Tierra, barro cocido o adobe, para ladrillos, bloques, tejas o revestimientos, con cocción a temperatura inferior a 950º para conservar cualidades de la tierra
o Biohormigón, elaborado con arenas y gravas calizas, y cal o cemento blanco o de categoría A1, sin escorias
o Hormigones ligeros, con Arlita, corcho o virutas de madera
o Corcho aglomerado, producto natural con excelentes prestaciones como aislamiento térmico y acústico
o Aislamientos de fibras vegetales o animales: fibras de madera, de cáñamo, de papel reciclado…
o Pinturas al silicato, pinturas minerales que se integran al soporte y permiten la transpiración de la vivienda
o Protecciones de la madera a poro abierto, a base de sales de bórax como fungicida y aceite de linaza como acabado, para proteger y dejar transpirar a la vez
o Polipropileno, polibutileno y polietileno (plásticos no clorados) en instalaciones de saneamiento, electricidad y fontanería
Un conjunto de temas y una amplia variedad de campos se derivan de estas consideraciones generales sobre materiales, productos y elementos utilizados en la construcción de edificios; ellos son el objeto de estudio preciso de la Baubiologie:
El tratamiento de superficies: pinturas y colores, colas y adhesivos
Elementos, componentes y costes de construcción
Ampliación, reforma y rehabilitación: patologías estructurales
Equipamiento interior y mobiliario
Humedad interior del aire y ventilación
Calefacción e instalación de agua
Ahorro de energía y aislamiento térmico
Toxinas y olores domésticos
Protectores, plagas e impregnación de la madera
Hongos y parásitos domésticos, bacterias, polvo y alérgenos
Electrosmog
Acústica y protección contra el ruido
Luz e iluminación
Localización y estudio del solar: geobiología, radioactividad y gas radón
Enfermedades de la casa e investigación de la edificación
5. El contrapunto: ¿qué tópicos hay que deshacer respecto a la Bioconstrucción?
Con el paso de los años y como en tantas otras disciplinas, es indudable que la Bioconstrucción se ha visto envuelta en una serie de tópicos (ideas preconcebidas sin justificación) que es importante y necesario deshacer para seguir avanzando; entre otros, se puede hablar de los siguientes:
La Bioconstrucción es demasiado cara y sólo unos cuantos “caprichosos” se la pueden permitir
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