¿Quién no ha paseado por el campo y se ha encontrado con restos de paredes, suelo,… de lo que en su día, debería haber sido una casa de campo, un muro,…?
¿Quién no ha visto como se derriba un edificio, ruido, tráfico de camiones llenos de runa, días con muchos operarios trabajando entre el polvo, máquinas golpeando,… eso si además no hay explosiones controladas,… La duda que después queda a los ciudadanos de a pie, después ¿qué se hace con todos estos materiales inservibles?.
A menor escala, lo mismo pasa cuando uno decide un buen día hacer obras en casa, polvo, ruido, residuos,… Con lo fácil que seria poder desmontar lo que no sirve y volver a montar lo que nos conviene, como un mecano, ¿porqué no?.
Hace años y no por razones de ecología ni sostenibilidad, a alguien se le ocurrió que porqué no se podían construir elementos inicialmente trasladables, contenedores que permitieran llevar dentro cualquier carga, estaríamos hablando de los contenedores marítimos, la idea de cajas que en su interior contengan una carga de material, que fueran apilables y transportables con la seguridad que permite llevar la carga dentro de un contenedor cerrado.
Si a esta idea de transportable le añadimos el concepto de desmontable y adaptable con estructura ligera, metálica, estaríamos ante la realidad de la construcción modular.
Volviendo al principio de la exposición, imaginemos un edificio construido enteramente de forma modular, que sea desmontable y trasladable, ello supone de entrada que cuando no nos es necesario en un sitio, se desmonta y se traslada a otra ubicación. Se acabó el polvo, el ruido, la acumulación de residuos,….
Avanzando en la idea anterior, en nuestros días, por cuestiones de temporalidad, coste, espacio,… Supongamos que necesitamos unas oficinas durante un año, alquilamos un edificio modular de estructura ligera, metálico y al cabo de un año, vienen nos los desmontan, se lo llevan y el espacio vuelve a quedar libre, diáfano como el primer día.
Hablar de construcción y medio ambiente, podría parecer que hablamos de dos palabras antagónicas, y más desde el punto de vista de la sostenibilidad medioambiental, cada vez mayor población, mayores necesidades energéticas y de espacio,…
Está claro que hemos de modificar nuestras pautas de comportamiento y en el caso de la construcción, modificar la tecnología, métodos, materiales,…. Para llegar a lo que podríamos llamar arquitectura más ecológica, aquella que suponga minimizar el impacto ambiental, que abarcaría desde el diseño, pasando por la ubicación, impacto,…. Y el reciclado de los materiales cuando la construcción ha cumplido su cometido y debe eliminarse.
Ya entramos de lleno en el concepto de la construcción sostenible, que además de incluir todos los procesos de fabricación, materiales, transporte, puesta en marcha y utilización, deberá incluir la posibilidad de la reutilización o recuperación de los materiales una vez esta ha llegado al final de su función, estaríamos hablando como objetivo óptimo, su movilidad.
Este tipo de construcción debería por tanto utilizar la prefabricación y la industrialización de sus componentes así como la recuperación, reutilización y reciclaje de los materiales de construcción utilizados.
Está claro que la construcción convencional difícilmente cumple estos requisitos, a no ser que hablemos de edificios tan singulares, de los que pasan a la posteridad, que en sí mismos crean entorno, en los que lo importante es que perduren para las generaciones futuras, bien sean catedrales, palacios, castillos o pirámides.
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