Simplificando mucho, se puede resumir que unas de las mayores consecuencias de la moneda única es que se ha creado un mercado único, sin riesgos de cambio, que permitirá a personas y empresas moverse libremente por el viejo continente. Los particulares se aprovecharán de la nueva moneda principalmente para vivir mejor, sin que el euro les genere amenazas o una necesidad de actuar. Las empresas, sin embargo, verán la introducción del euro como un evento trascendental que requiere una actitud alerta para convertirla en oportunidades sabiendo que si no se reacciona, el mercado único también puede convertirse en una amenaza. Las empresas del sector inmobiliario español deben plantearse nuevas estrategias empresariales anticipándose a lo que les espera o a lo que ya está ocurriendo: las empresas europeas se mueven o se moverán, más que nunca, globalmente.
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