En los últimos meses hemos asistido a diversos fenómenos que no son habituales en el sector, poco dado a los cambios bruscos, y menos en un momento como el actual en el que se comienza a hablar de un estancamiento progresivo de los precios de la vivienda.
Desde salidas a Bolsa más o menos previstas (lo han hecho este ejercicio Renta Corporación, Parquesol, Astroc y Riofisa) y de movimientos accionariales -opas (entre los principales accionistas de Metrovacesa; en Colonial por Inmocaral; en Parquesol por San José y en Urbis por Reyal), hasta la diversificación de negocio mediante la adquisición de porcentajes más o menos elevados de acciones en empresas energéticas o la compra de la gestión de aeropuertos o autopistas
Este ramillete de actuaciones han forzado a las empresas a aliarse con los bancos y cajas y esto ha alertado, a pequeños y grandes inversores
Tradicionalmente han sido los bancos y las eléctricas quienes controlaban las grandes inmobiliarias. En la actualidad, el fenómeno se ha invertido y promotores y constructores se han convertido en sus accionistas de referencia y han protagonizado operaciones de compra, incluso no solicitadas, sobre las grandes empresas, obre todo las cotizadas en Bolsa
Esta extraordinaria hiperactividad de las empresas ha hecho que no sólo éstas hayan incrementado sus beneficios sino que muchas de ellas han revisado al alza su previsión de negocio para los próximos ejercicios.
¿Esta situación se puede mantener por mucho tiempo? ¿Las constructoras van a dejar el negocio tradicional? ¿Corremos riesgo? ¿Existe algún tipo de burbuja en la Bolsa ?
El único riesgo que se reconoce por parte de los expertos, y con matices, es el elevado endeudamiento que se está produciendo: a final del año, la deuda financiera acumulada se situará por encima de los 75.000 millones de euros.
En muchos casos, las constructoras podrán pagar el coste financiero de las operaciones con los retornos que obtengan de sus inversiones. De hecho, de las eléctricas recibirán sustanciales dividendos.
Muchas de estas operaciones se están realizando con proyect finance, lo que significa que si la empresa no paga, es el banco quien se queda con las acciones que han comprado de las compañías.
La mayoría de las grandes inmobiliarias cotizadas españolas han renovado su primer accionista durante 2006. Las salidas a Bolsa de empresas del sector y las ofertas de compra de unas sobre otras han modificado radicalmente durante este año la composición del sector en España
Todavía no ha terminado el año y aún quedan operaciones inmobiliarias por cerrar. Entre ellas las ofertas de compra sobre Fadesa, Parquesol y Urbis.
Y el futuro ¿que nos depara? Los próximos meses puede que no sean tan movidos como los 12 últimos, pero habrá más operaciones. Ferrovial ha reconocido que estudia la venta de su división inmobiliaria; en Metrovacesa la familia Sanahuja puede realizar nuevos movimientos. Realia tiene previsto salir a cotizar a mediados del próximo año. El grupo Reyal busca accionistas para completar el accionariado de la nueva Urbis. Astroc está dando entrada a nuevos accionistas en su capital -ha pactado la cesión de un 5% con el grupo Rayet- y Riofisa vendió el 7% de su capital a la mexicana Hidafa poco después de salir a Bolsa..
Todos los argumentos esgrimidos hasta ahora valen de forma general para el sector
No todo es endeudamiento y OPAS. Ante las reiteradas noticias sobre el precio de la vivienda, las inmobiliarias españolas que cuentan con importantes reservas de suelo no temen una posible caída de los precios de la vivienda. Renta Corporación o Urbis, por ejemplo, con 1.000 y 1.300 millones de euros, respectivamente, en suelo, prevén años de crecimiento. Hoteles, turismo de montaña, residencias para mayores o aerolíneas pueden ser los próximos negocios a invertir en un futuro no muy lejano.
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