Han pasado poco más de doce meses desde que comenzaron las primeras noticias sobre una discreta recuperación del sector inmobiliario, y el “ladrillo” ya ha vuelto a ocupar el protagonismo al que nos tenía acostumbrados.
En este contexto, son muchas las personas que se preguntan por qué sigue habiendo inversores en este sector, más aún que en otras ligas como la de la inversión, la bosa, el arte, los negocios o los instrumentos musicales, por ejemplo.
Eduard Solé, socio fundador de la cadena inmobiliaria Monapart, especializada en viviendas bonitas, lo tiene claro y lo resume en siete motivos, que compensan a su entender todas las potenciales desventajas de invertir en este sector:
- El inmobiliario, es un negocio fácil de comprender. Compras un piso, lo alquilas, y te reporta unos ingresos cada mes. ¿Quién entiende la bolsa? ¿Quién entendió las preferentes de los bancos?
- Con pocas barreras de entrada. Cualquiera que tenga una inversión aproximada de 80.000 euros en adelante, puede adquirir un inmueble con el fin de obtener una rentabilidad futura. Para operar en bolsa, será necesario contar con los servicios de un bróker o un banquero, una figura que provoca gran distancia a muchos pequeños inversores.
- Es una inversión con potencial residual. Si bien una inversión en vivienda no es convertible inmediatamente en dinero, siempre podrás irte a vivir al pisito si lo necesitas.
- Se puede tocar. Si, si, parece una tontería, pero no lo es. Nuestro dinero dejará de ser una cifra en una cuenta bancaria y se materializará en un montón de ladrillos, un parqué, unos grifos, unos armarios. Eso tranquiliza.
- DIY (Do It Yourself). Tú eliges el piso, tu puedes elegir al inquilino, tú lo puedes gestionarlo… ¿Quién entiende algo cuando tu comercial bancario te asesora sobre qué fondo estructurado de inversión te conviene?
No necesitas formarte. Contamos con múltiples vías para conocer cuál es el precio orientativo de una determinada propiedad, y el de su posible renta mensual.
- Relax. una vez has elegido, comprado y alquilado adecuadamente tu piso, puedes despreocuparte por una temporada. Mientras tanto, ese colega que invirtió superbién asesorado por un “broker de confianza”, se pone a temblar cada día cuando escucha las noticias de la bolsa.
“Antes de dedicarme al sector inmobiliario, concluye Solé, pensaba que los inversores inmobiliarios eran personas con mucho dinero, que se hacían con grandes patrimonios. Con el tiempo he podido comprobar que también mucha gente “normal” prefiere invertir sus ahorros en un valor que todos entendemos”, concluye.