Si atendemos a las estadísticas, España es, con Japón, el país más ruidoso del mundo. Circulación del tráfico caótica, industria con elevados grados de ruido ambiental, decibelios a trote y moche campando por sus anchas en establecimientos lúdicos, deficiente insonorización de las viviendas, etc.Por solo poner un ejemplo, el 75% de las quejas que el Defensor del Pueblo ha recibido durante el año 2002 por contaminación acústica se refiere al ruido de bares y discotecas, una situación ante la que los ayuntamientos parecen enfrentarse, en opinión de algunos, con bastante relajación cuando no impotencia. Para los expertos en la materia existe una falta notable de colaboración entre ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas en materia de contaminación acústica, a lo que se une un flagrante incumplimiento de los horarios de cierre por parte de los locales públicos, en especial los lugares de ocio y diversión, junto con la ausencia de inspecciones acústicas para comprobar las múltiples denuncias que diariamente efectúan los ciudadanos.
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