CRECIMIENTO, EXPANSIÓN, desarrollo… son algunos de los sustantivos que describen un mercado en auge: la construcción. ¿Cómo se desgrana? ¿Cómo evolucionan las compañías del sector? ¿Cuáles son los perfiles más demandados?
TIPOS DE CONSTRUCTORAS
En la construcción, debemos distinguir cuatro grandes grupos en los que se pueden encuadrar los profesionales con experiencia y formación requerida en este sector:
í¯ Constructoras: contratistas principales dedicados a la ejecución de obra civil y/o edificación (residencial, industrial, oficinas, centros comerciales, hospitales, etc.). Estas compañías pueden clasificarse por numerosos aspectos: por su accionariado (pertenecientes a grandes grupos empresariales, a familias, único dueño); por su volumen de facturación (de 12 a 5.000 millones de euros); por su ámbito geográfico de actuación (multinacional, nacional, regional, local), etc.
El tejido empresarial cuenta con numerosas empresas que se pueden enmarcar en este primer grupo, siendo su principal característica el ser adjudicatarios de contratos de construcción de más o menos envergadura.
í¯ Sub-contratistas: son constructoras que, como su nombre indica, son contratadas por las primeras para la ejecución de una o varias partes del proyecto. Por ejemplo, en edificación encontramos compañías especializadas en cerramientos, fontanería, electricidad, aire acondicionado, etc.
í¯ Promotoras de todo tipo de proyectos (residencial, centros comerciales, hoteles´´) para su posterior venta o explotación. Podemos incluir en este grupo a la Administración Pública, a compañías cuyos activos inmobiliarios son una parte fundamental en sus negocios (cadenas hoteleras, restaurantes) y a las concesionarias que tan en auge están en los días presentes.
í¯ Servicios: compañías cuya misión es resolver alguno o algunos aspectos del ciclo constructivo del resto de las empresas del sector (estudios de arquitectura, ingenierías, OCT, asistencia técnica, calidad, seguridad y salud, inmobiliarias, postventa, servicio de tasación, project management, facilitie management´´).
TENDENCIAS DE LAS COMPAÑÍAS
CONSTRUCTORAS
Las constructoras españolas han sufrido cambios importantes en los últimos años. Las grandes ñaquellas que facturan más de 600 millones de ñ han evolucionado hasta formar grupos empresariales. Han comprado otras compañías, en ocasiones para llegar a zonas geográficas de difícil penetración, o en otras para diversificar su actividad hacia otras ligadas a la construcción (servicio, mantenimiento o concesiones).
Esta expansión geográfica se está dando no sólo a nivel nacional, sino también a nivel internacional. Tradicionalmente han estado presentes en el ámbito latinoamericano y en el anglosajón, pero el crecimiento de la UE ha provocado la apertura de filiales en los países del Este de Europa.
La formación de grupos y el crecimiento del número de empleados han provocado el desarrollo de los llamados departamentos Staff (RR HH, finanzas, contabilidad, administración´´), que dan apoyo y servicio a las empresas y filiales integrantes
del grupo.
Las empresas constructoras medianas (cuya facturación oscila entre 200 y 600 millones de ) y las pequeñas (que facturan menos de 200 millones de ) también se han sumado a los cambios y a las políticas de desarrollo. En este sentido, destaca la profesionalización que han sufrido este tipo de compañías: al igual que las grandes, han creado y han hecho crecer sus departamentos Staff, además de incorporar profesionales cada vez más competitivos a sus filas.
Este tipo de compañías aporta al trabajador ventajas que las grandes no siempre pueden garantizar: promoción a puestos de gerencia, estabilidad geográfica, valoración expresa de su trabajo por parte de los dueños de la compañía, interlocución directa con los clientes, salarios incluso por encima de mercado, etc. Esto convierte a las empresas constructoras medianas y pequeñas en compañías atractivas para los profesionales del sector.
La estrategia de crecimiento de las constructoras medianas y pequeñas consiste en abarcar cada vez más zona geográfica radialmente a su zona de origen, ganándose la confianza de sus clientes (privados y Administración Pública) con un servicio a medida.
Asimismo, es muy común que las grandes, medianas y pequeñas constructoras hagan uso de las «UTE´´ (Unión Temporal de Empresas), en las que unas y otras se benefician de sus fortalezas. Las grandes penetran en mercados locales y regionales, y las medianas y pequeñas tienen oportunidad de afrontar proyectos de gran volumen y obtienen la experiencia necesaria para posteriormente conseguir la tan ansiada clasificación.
SUBCONTRATISTAS
Las denominadas empresas subcontratistas destacan por su alta especialización.
Existen determinadas unidades de obra que las contratas principales no se plantean ejecutar por sí mismas, de forma que subcontratan a especialistas del sector.
Estos tienden a abarcar cada vez más actividades, dando un servicio global llamado «llave en mano´´ en el que la constructora principal actúa en esa parcela de mero gestor de proyecto.
En ocasiones, este tipo de compañías hace competencia a las denominadas contratistas, ya que en determinados ámbitos es utilizada la figura del project manager, siendo adjudicadas las obras por paquetes. Debido a esto, tienen lugar alianzas entre constructoras y subcontratas especializadas. La evolución de este tipo de empresas pasa por la profesionalización y por el crecimiento geográfico y en actividades a abarcar para convertirse en contratistas principales.
PROMOTORAS
La tipología de promotoras de bienes inmuebles es muy variada. Las hay ligadas a constructoras, es decir constructoras que sólo construyen para su promotora matriz. La peculiaridad de muchas promotoras es externalizar la mayoría de los trabajos que exige la promoción inmobiliaria (licencias, proyectos, dirección de obras, construcción, comercialización, posventa). En cambio, otras tienen todos estos servicios distribuidos en departamentos e incluso en empresas que forman un grupo.
La tendencia de las grandes es la diversificación de servicios, operando no sólo para la propia promotora, sino también como proveedores de otras que no cuentan con este servicio interno. Cada vez es más común el caso de promotoras que fundan una gestora de hoteles, centros comerciales, residencias de tercera edad, etc. No sólo disminuyen riesgos con negocios relacionados con el propio sector, sino que poco entran en otros que no tienen mucho que ver con el mundo de la promoción inmobiliaria (periódicos, bodegas de vino, etc).
Dada la escasez de financiación por parte de la Administración Pública (en España y en otros países) en materia de infraestructuras, el modelo de concesión en todas sus variantes es el que se está imponiendo para dotar a los países de medios de comunicación y transporte necesarios. Ante esta coyuntura, las constructoras han reaccionado creando compañías concesionarias.
Los modelos de empresa son muy dispares: unos han decidido crear compañías independientes, mientras que otros pasan a ser otro departamento dentro de la constructora matriz y aprovechan los medios de ésta. Debido a esta amplia variedad de administraciones, las concesionarias necesitan igualmente acuerdos a nivel regional y local para la consecución de contratos.
No sólo las administraciones nacionales aprovechan el modelo de concesión, sino que las autonómicas e incluso las locales promueven dicho modelo como la manera más eficaz de dotar a su jurisdicción de infraestructuras (hospitales, parkings, etc.). A nivel internacional, cada vez son más numerosos los países que
recurren a este modelo.
SERVICIOS
La tendencia principal de las compañías de servicios del sector de la construcción es la diversificación. El ejemplo más claro es la creación de compañías dedicadas al project management: algunas son filiales o delegaciones de empresas extranjeras con tradición en esta disciplina, y en otras ocasiones departamentos creados en ingenierías o estudios de arquitectura que aprovechan la oportunidad
de prestar un servicio global.
LOS CURRÍCULOS M¡S SOLICITADOS
Si nos centramos en los puestos medios y directivos en las empresas que componen el sector de la construcción, las titulaciones universitarias más demandadas son la de arquitectura, arquitectura técnica, ingeniería de Caminos e ingeniería técnica de Obras Públicas.
Los candidatos con estas titulaciones son seleccionados para puestos de producción y dirección, aunque cada vez es más usual que sean igualmente demandados para departamentos staff. Cada empresa buscará unas u otras titulaciones según su tipo de actividad, si bien los puestos más habituales en las constructoras son los de jefe de obra y jefe de grupo de obras.
El perfil del profesional que necesita la constructora es bastante específico dada la especialización de la compañía: experiencia en tipo de obra similar, volumen de obra ejecutado, conocimiento de la zona geográfica donde se ubica la obra (y/o disponibilidad para desplazarse a la misma) y proveedores. En ocasiones no es fácil encontrar la persona adecuada. Si a esto le añadimos los cortos plazos, la escasez de medios y las bajas de adjudicación, no es de extrañar que el jefe de obra sea uno de los perfiles más buscados.
En el caso de la edificación, son los arquitectos técnicos con cinco o más años de experiencia los más idóneos para afrontar la labor de jefe de obra. El conocimiento de programas de presupuestos, mediciones y diseño gráfico se valora mucho como formación complementaria, además de las dotes de mando, la capacidad de gestión y negociación que requiere la ejecución de los proyectos.
Sin embargo, la escasez de arquitectos técnicos ha provocado, por un lado, que se reduzca la exigencia en cuanto a los años de experiencia y, por otro, que otras titulaciones se hayan introducido en la candidatura al puesto de jefe de obra de edificación, tales como ingeniería de Caminos e ingeniería técnica de Obras Públicas, titulaciones que cada vez tienen más peso en constructoras dedicadas a la edificación.
Respecto a la obra civil, los ingenieros de Caminos, junto con los ingenieros técnicos de Obras Públicas, poseen la formación más adecuada para liderar la ejecución de obras, siendo los propios pliegos de condiciones de contratos públicos los que exigen estas titulaciones.
Los años de experiencia exigidos dependerán del volumen de obra a ejecutar. Por ejemplo, para la ejecución de una obra de autovía de 30 millones de euros, el mínimo de experiencia exigida sería una media de 6 años como jefe de obra.
En las grandes constructoras, los jefes de obra tienen que haber desempeñado al menos durante año y medio las funciones de jefe de producción. Al igual que en edificación, las dotes de mando, la capacidad de gestión y negociación son cualidades exigidas a estos candidatos.
La evolución lógica del jefe de obra es el paso a jefe de grupo de obras. En las grandes constructoras no hay puestos para que todos los jefes de obra evolucionen, situación que aprovechan las constructoras medianas y pequeñas para fichar a estos profesionales ya que aportan experiencia, conocimientos técnicos, trato con la Administración y clientes privados, procedimientos contrastados, etc., ventajas muy importantes para el crecimiento y la evolución de las empresas.
El jefe de grupo apoyará así mismo a los jefes de obra en el cierre inicial de la contratación, el seguimiento y la planificación técnico-económica de las obras, la negociación con los clientes, etc.
LA FIGURA DEL DELEGADO
En el momento de plantearse un crecimiento geográfico, las empresas constructoras tienen la necesidad de incorporar la figura del delegado. Este se encargará del desarrollo y de la expansión de la compañía en una zona determinada.
En la mayoría de los casos, se trata de una persona con titulación técnica (en función del tipo de obra a ejecutar), con una experiencia mínima de 10 años en el sector, conocimiento y trato con los posibles clientes, etc. Además se valoran los estudios de postgrado (MBA, cursos superiores, programas para directivos,
etc.), ya que la función del delegado se puede asemejar al puesto de director general de una constructora regional.
El nivel salarial de los jefes de obra, jefes de grupo y delegados en función de los años de experiencia. En este sentido, hay que señalar que se trata de salarios brutos anuales a los que debemos sumar bonus por productividad, gastos de representación, ayuda de desplazamiento, vehículo de compañía, etc., dependiendo de la casuística de cada persona y del sistema de remuneración de cada compañía.
Otros perfiles muy demandados por las constructoras son los técnicos, jefes y directores de estudio, puestos en los que cada vez se realiza una inversión mayor ya que son una de las fuentes fundamentales de contratos y de ellos depende el estudio de las obras que posteriormente serán ejecutadas.
DIRECTOR TÉCNICO DE UNA
PROMOTORA
En el caso de las promotoras, el perfil más demandado es el de director técnico. Idealmente será un arquitecto técnico o un ingeniero de Caminos con elevada experiencia (8/12 años) en promoción inmobiliaria. Habrá pasado por puestos de ejecución de obras o departamentos técnicos de empresas constructoras. Tendrá a su cargo el departamento técnico de la compañía y de él dependerán aspectos como los proyectos, la dirección facultativa, OCT, el control de calidad, etc.
Su grado de responsabilidad y el tamaño del departamento dependerán del tipo de compañía y del modelo implantado. La mayoría hacen uso de la figura del project manager, otras tienen constructora propia y otras supervisan directamente el trabajo de constructoras externas.
El director técnico dará apoyo a otras parcelas de la promotora, tales como el departamento comercial, expansión, etc. Esta cercanía le hace tener mayores posibilidades de evolucionar a la dirección general de promotora inmobiliaria. Se tratará de profesionales con un marcado perfil comercial y formación de postgrado.
Por otro lado, el puesto «estrella´´ dentro de las empresas que dan servicio a las promotoras inmobiliarias es el de project manager. El concepto project management ha sido cuestionado y discutido en numerosas ocasiones y encontramos modelos muy variados.
En unos casos, el project representa a la propiedad en todas las fases del proyecto, desde la concepción hasta la comercialización y puesta en funcionamiento. En otras ocasiones, se trata de construction management, es decir de la gestión de obra contratada por paquetes. Contará con un equipo multidisciplinar similar al que nos encontramos en una constructora (planificación, costes, supervisión de ejecución, calidad).
Tradicionalmente, el project management ha sido utilizado en obras de edificación de tipo singular (centros comerciales, edificios de oficinas, industriales, etc.), pero en los últimos años se ha implantado también en la edificación residencial y, en menor medida, en la obra civil (para clientes privados y proyectos internacionales), lo que da mayor campo de acción a esta figura.
Los perfiles demandados se ajustarán al tipo de proyecto al igual que ocurre en los puestos de una constructora. El arquitecto, arquitecto técnico y el ingeniero de Caminos serán los más demandados, sin olvidar a los ingenieros técnicos de Obras Publicas, muy introducidos en la edificación de hoy en día.
De igual manera, los ingenieros industriales ocupan un sitio importante ya que la edificación industrial también recurre al project management. Es muy valorado tener formación específica, impartida por organismos privados y públicos.
Finalmente, como colofón, podría afirmarse que estas tendencias aquí someramente expuestas dejan entrever la amplia gama de perfiles que las empresas del sector demandan y demandarán en lo sucesivo.
Una formación y experiencia adecuada harán posible el acceso a empresas que marcarán el futuro del sector de la construcción.
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