Frecuentemente, al comprar una vivienda, nos deslumbramos con las ventajas del emplazamiento y las vistas exteriores, o admirando el número de habitaciones y baños y la calidad de los acabados, o pensando en la importancia de conseguir el mejor crédito y, en cambio, tendemos a olvidar otros aspectos muy importantes.
Pronto surgen «sorpresas» desagradables, y aquello que parecía «para siempre» quizás ya no lo sea. Aparecen problemas en la casa, o sobrecostes que no teníamos previstos. Todo ello perjudica nuestra calidad de vida y hasta puede colocarnos situaciones de peligro.
Para comprar una vivienda, hay que disponer de toda una información vital acerca de su estado de conservación y de sus características, además de conocer todos los gastos que habrá que afrontar durante y después de la compra.
Muchas de estas informaciones están al alcance de cualquier persona. Una simple observación ocular, ordenada, de cada una de las partes de la vivienda, y del conjunto de los elementos comunes del edificio puede ofrecer una valuosísima información para saber si debemos comprar o no.
Durante la visita a la vivienda es importante cercionarse de su estado observando las distintas partes y componentes con atención
Instalaciones eléctricas: Tal como regulan las normas actuales, deben disponer de cuadros eléctricos con interruptor diferencial y magnetotérmico, así como con los pequeños interruptores automáticos PIAS para cada línea de la casa (cocina, iluminación, etc.).
Una instalación de 2.200 Watios contratados debe disponer, como mínimo, de dos circuitos eléctricos. Una instalación mediana, es decir, entre 3.300 y 5.500 Watios, debe tener cuatro. Por último una instalación de potencia elevada, más de 5.500 Watios, debe tener como mínimo seis.
La instalación debe tener red de puesta a tierra para proteger de los cortocircuitos y electrocuciones. Se puede comprobar observando si todos los enchufes disponen de 3 clavijas. También es muy importante que el edificio disponga de pararrayos.
Por último, hemos de verificar las distancias de seguridad con las instalaciones de agua. Nunca debe haber un enchufe, o interruptor a menos de 1 metro de la bañera o ducha ni a menos de 2,25 metros altura.
Red de agua potable: Debe disponer de puntos de suministro para conectar todos los electrodomésticos que consumen agua, y los conductos de agua caliente que circulan por exteriores (galerías o patios) deberán estar bien aislados.
Para poder actuar en caso de fugas, es necesario que la instalación tenga válvulas de corte en la entrada al piso, y válvulas de paso en cada baño, cocina y galería.
No debemos observar oxidación en las conducciones de agua, ni tampoco agua enrojecida al abrir los grifos que han estado cerrados. En cuanto a éstos, hemos de comprobar que cierren herméticamente y no goteen.
Por último, es importante que el edificio disponga de aljibe para reserva de agua potable y de un grupo de presión por si falla el suministro municipal.
Instalación de gas: Los conductos de gas no deben estar oxidados en ningún punto, ya que podría producir alguna fuga.
También debemos comprobar que las válvulas cierren correctamente, si notamos olor a gas es que hay algún fallo.
Por otra parte, las gomas flexibles deben estar en buen estado, sin grietas ni parches.
Como última medida para evitar problemas por fugas, debemos observar que los aparatos de gas estén ubicados en estancias ventiladas mediante rejillas que den al exterior.
La calefacción: Es muy importante conocer si la casa dispone de un buen aislamiento para poder ahorrar energía. Este detalle podemos conocerlo consultando las especificaciones del proyecto del arquitecto.
Otro punto a tener en cuenta es que la instalación disponga de un termostato de ambiente .
Cuando existan calderas, éstas deben estar en buen estado, tener las correspondientes garantías y estar homologadas por Industria. Toda esta información figura en la placa metálica del aparato. Si no dispone de esta placa es que se trata de un aparato «no autorizado».
Si se trata de radiadores, hay que observar que no tengan fugas en el circuito ni estén oxidados. También deben disponer de válvula de cierra individual.
La cubierta: Para evitar goteras debe tener los elementos de acabado en buen estado, así como las canales y sumideros.
Ha de ser de fácil acceso para permitir su mantenimiento y no deben existir grietas, ya que son importantes vías de filtración de agua.
Si se trata de un piso bajo debemos comprobar que no hay ningún tipo de humedad en el techo. Este punto sería un síntoma claro de que existen goteras o un aislamiento incorrecto.
La estructura: Debemos fijarnos en que las paredes, fachadas, techos y tabiques interiores no presenten grietas. Podría ser un síntoma de problemas estructurales.
También es importante que no se detecten manchas de óxido en los techos, y que los elementos de hormigón estén en buen estado, sin trozos que se desprendan.
En casas viejas, con vigas de madera, debemos vigilar que éstas no estén podridas o perforadas por la carcoma o las termitas.
Los acabados interiores y exteriores: Los pavimentos deben estar bien sujetos, sin moverse, y al igual que el resto de acabados, no deben suponer ningún riesgo para las personas, como puedes ser caídas o desprendimientos.
Otros aspecto a tener en cuenta es que los sanitarios, mármoles y baldosas del baño deben estar perfectamente sellados, igual que en la cocina, para evitar que se filtre el agua y produzca desperfectos.
La carpintería: Los elementos de carpintería deben cerrar y ajustarse bien, especialmente los elementos exteriores, así evitaremos filtraciones de agua y corrientes de aire.
Si se trata de elementos de madera hemos de comprobar que no esté reseca ni podrida, y en todos los casos hemos de verificar que los sellados estén en buen estado, para evitar que el agua se filtre.
Por último, es importante disponer de doble acristalamiento pues mejora el aislamiento térmico y reduce el consumo de calefacción.
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