Miraflores de la Sierra (Madrid) fue el pueblo elegido por el premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal para veranear. En una finca ubicada en ‘La Colonia’, donde a finales del siglo XIX la alta burguesía madrileña comenzó a construir sus casas de descanso estival, el padre de la neurociencia moderna estudió cómo fluye la información a través del cerebro, base del trabajo del prestigioso galardón que le concedieron en 1906.
En esa finca donde tuvieron sus residencias de verano Ramón y Cajal y su amigo Federico Olóriz Aguilera, impulsor de la dactiloscopia -el sistema de identificación por huellas dactilares que se sigue utilizando hoy en día-, se construiría años más tarde Villa Eugenia. El palacete es también conocido popularmente como ‘Villa Aspirina’ por ser un encargo del representante en España de la empresa químico-farmacéutica Bayer.
Engel & Völkers, la inmobiliaria alemana líder en la intermediación de activos de alto standing en el mundo, gestiona la comercialización de esta aristocrática propiedad de cinco plantas construida en 1920 en piedra berroqueña y remates de granito. La casa, que fue objeto de una reforma integral del interior en 1990, conserva elementos originales como los tres círculos tallados en cada uno de los dinteles de la casa que representan las aspirinas con las que comerciaba el dueño de la vivienda.
Tras cruzar la imponente entrada, el hall anticipa otros tesoros que guarda el palacete: suelos de mármol y de baldosa hidráulica, paredes revestidas por azulejos de las prestigiosas fábricas sevillanas y carpintería de la época con toques modernistas. En la planta principal se ubican un gran salón con chimenea, una cocina con comedor contiguo, una biblioteca y una galería acristalada sobre el jardín trasero.
La planta primera, revestida de tableros de pino melis, se distribuye en seis dormitorios -tres de los cuales tienen incorporado un baño en suite- y una enorme terraza que se abre sobre el otro jardín de la casa. La segunda planta, con grandes balcones y ventanales, contiene en la actualidad una sala de juegos desde la que se accede a la tercera planta, donde una buhardilla diáfana con vigas de roble corona el palacete.